Lafaurie defiende a los masacradores de El Nilo y lanza advertencias

El 16 de diciembre de 1991 un comando de policía y paramilitares entraron en la hacienda El Nilo y masacraron 20 nasas que se encontraban recuperándola. El operativo paramilitar salió desde la hacienda La Emperatriz. El plan se orquestó entre los terratenientes dueños de La Empera, El Nilo, Canaima, La Margarita, La Selva y La Josefina.

Uno de los dueños de El Nilo al momento de la masacre era José Antonio Bernal Seijas, hoy “propietario” de la hacienda Canaima. Su hermano, José Alberto Bernal Seijas, fue uno de los perpetradores de la masacre. Fue condenado a 29 años de cárcel y ahora goza de libertad condicional. Gozando de ese beneficio hoy en día dirige operativos armados y lanza amenazas sicariales contra los liberadores de la Madre Tierra que avanzan hacia Canaima en la acción de cortar caña para sembrar comida.

La última jugada de los Bernal Seijas, según conocemos, ha sido enviar cartas, a nombre de José Antonio, a Mindefensa, Policía y Asocaña. Le escriben también a José Félix Lafaurie para que el hombre intervenga en su defensa. Así lo confiesa el presidente de Fedegán, por poco contralor de la república: “José Antonio Bernal es un productor del norte del Cauca que me escribe pidiendo mi intervención ‘para que se respete la propiedad rural privada en el norte del Cauca’”.

Conociendo los antecedentes de Lafaurie, ¿qué significa “mi intervención”? Este señor, esposo de María Fernanda Cabal, amigo de Alejandro Ordóñez, opositor de la ley de restitución de tierras, amigo de Andrés Felipe Arias en el escándalo de agro ingreso seguro, involucrado en el escandalo de la yidispolítica, defensor de los “ejércitos anti restitución”, negador de la muerte de líderes reclamantes de tierra, negador del despojo paramilitar de tierras -en síntesis, uribista- este señor, es ampliamente acusado de promover grupos paramilitares. En 2006 reconoció que Fedegán financió estos grupos “para defenderse de las guerrillas”.

Con estos antecedentes, el anuncio de intervención de Lafaurie es una alerta temprana. La inicia -su intervención-en una columna de opinión en Contexto Ganadero, en donde sin el menor asomo de vergüenza, defiende a José Antonio Bernal. Oculta a propósito que se trata de la familia que perpetró la masacre de 20 nasas en el Cauca. Con pose de empresario documentado enumera casos de movilizaciones indígenas y acciones de liberación de la Madre Tierra que según él violan la ley. Le achaca al CRIC y a la ACIN los males por los que atraviesan los “propietarios” rurales en el Cauca.

Termina con una joya la columna del señor Lafaurie: “José Antonio… se pregunta quién los defenderá si no lo hace la fuerza pública. Por eso me pide intervenir ante el presidente Duque y sus ministros, para que alguien los proteja de la liberación de la madre tierra”.

«Protección» ya han tenido, a juzgar por los casos de liberadores asesinados. El 30 de marzo de este año fue asesinado Héctor Janer Latín y el 14 de mayo Ramón Ascue, por grupos paramilitares. El 22 de marzo de 2017 fue asesinado Javier Oteca por la seguridad privada de Incauca. El 9 de mayo, también de 2017, fue asesinado Daniel Felipe Castro, y el 11 de abril de 2015 fue asesinado Guillermo Paví, los dos por la por la «fuerza pública». A los que se suman los cientos de heridos de los intentos de desalojo del estado contra la liberación para «proteger» la «propiedad rural privada en el norte del Cauca».

Es evidente que si en el pasado los empresarios financiaron grupos paramilitares para defenderse de las guerrillas, ahora los usan, como usan a la «fuerza pública» y a la seguridad privada, para «defenderse» de la liberación de la Madre Tierra.

(Ver Álvaro Saa y Lafaurie se alinean contra la liberación).

Como Proceso de liberación de la Madre Tierra sabemos que la intervención de Lafaurie ante Duque y sus ministros es una clara advertencia: la “fuerza pública” y/o los paramilitares defenderán a los Bernal Seijas, consentidos del gobierno y Fedegán por masacrar indios.

Advertencias que encienden la alerta pero no nos detienen. Tomamos atenta nota mientras seguimos adelante liberando a Uma Kiwe, al abrigo de la palabra de un mayor nasa, viejo recuperador de tierras:

«No hay que asustarse. La amenaza viene del 70, del 73 viene esta amenaza. Aquí estamos. Los otros murieron, los mataron. Pero las tierras las recuperamos. Mientras tanto, jóvenes, ánimo porque así es que ganamos, con cultivos y todos trabajando».

Proceso de liberación de la Madre Tierra

Pueblo nasa, norte del Cauca, Colombia.

 

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