Efigenia y la liberación de la Madre Tierra
Decía un indio kokonuko, por allá en 2015, que prefería la palabra “recuperación” a la palabra “liberación”, hablando de la tierra. Había que recuperarla de manos del terrateniente. Y decía un indio nasa, por allá en 2016, que era mejor “recuperación” porque “liberación” era como si ya estuviera ganada. Como quien dice, primero la recuperamos, luego la liberamos. Recupero, ergo libero.
Pero decía una nasa, joven ella, dejando atrás a los pitagóricos, que el orden de los productos no altera el factor. Porque bien cierto es que la Tierra está esclavizada y debe volver a ser libre -hay que volverla libre- si queremos seguir viviendo. Y más cierto es que la Tierra está enferma y “recuperarse” en este caso viene a ser lo mismo que “sanarse”. Como decía Quintín, etc., etc.
Alumbrado por un sueño -que se volvió mandato, vigente aún- el pueblo kokonuco recuperó cientos de hectáreas de tierra que hoy en día son otra vez resguardo indígena, y allí va haciendo su vida. Faltaba un pedazo, la hacienda Agua tibia (y queda haciendo falta un gran trozo que figura a nombre de los Mosquera Chaux) que desde hace años se lo disputa no solo al dueño en el papel sino al estado colombiano en pleno, que sale en defensa del estadosocialdederecho asesinando a Efigenia Vásquez, india kokonuko, dentro de la hacienda. Estadosocialdederecho que a unos pocos les garantiza engordar su fortuna, a otros el acceso a ciertos beneficios, a nosotros seguir sufriendo el genocidio y a la Madre Tierra la esclavitud y la enfermedad, todo a favor de los pocos que engordan su fortuna.
Así, tristes por la partida de Efigenia, hija de Uma Kiwe, mujer india, madre de tres hijos, comunicadora indígena, compañera de lucha, llegamos a compartirles esta palabra hoy 12 de octubre, a 525 años del inicio del genocidio, a un día de la siembra de Efigenia. Ayer el pueblo kokonuko la lloró y gritó su nombre por las calles del pueblo: no fue un funeral, fue una movilización de dolor e indignación. Uma Kiwe nos acompañó con una suave llovizna. No hubo nombre que más se gritara que el suyo pero la máxima expresión de la movilización era el pueblo mismo marchando, con su dolor a cuestas, asumiéndose como ella, mujer, madre, compañera, muriéndose con ella y con y por ella levantándose. La recuperación de las tierras que hacen falta para sanear el resguardo no tiene reversa. Este era el mensaje que se leía en los rostros movilizados.
Hoy cumplimos un año de haber entrado a liberar la Madre Tierra desde las haciendas Vista Hermosa y San Luis Abajo, en Caloto, y vamos a celebrarlo. Desde temprano nos hemos convocado los puntos o aldeas de liberación y comunidad en general del norte del Cauca. Vamos a cortar caña y sembrar comida. Luego almorzamos, después compartimos la palabra y de-ahí compartimos la chicha.
No ha sido fácil cumplir este año. El estado, que está obligado a protegernos, nos persigue. Primero, los dueños del ingenio Castilla – Río Paila propusieron un trato amistoso con palabras como “no queremos confrontación, bla bla bla, hablemos, bla, bla, bla”, para paso seguido fumigar desde avioneta los cultivos que habíamos sembrado en la hacienda. En otros puntos de liberación intentó sin éxito varios desalojos, asesinó a Javier y a Daniel Felipe y dejó varios compañeros heridos. El 29 de julio nos hizo un montaje y luego tiró a matarnos aquí en Vista Hermosa. Con la invención de que estamos empujados por el ELN intenta borrarnos 479 años de historia política: cuando nos levantamos en 1538, Marx no había nacido. En Corinto asesinó a un compañero campesino, en Tumaco masacró 6 personas… Como pueden ver, el estadosocialdederecho se mueve en estos temas de represión y montaje como pez en el agua, sabe cuándo y dónde golpear. La paz del estado es una declaración de guerra contra el pueblo y contra la Madre Tierra… Varias veces, con elegantes palabras y distintos emisarios, nos manda el mensaje de que es momento de negociar. Hasta la vergüenza han perdido. Nos proponen negociar con el muerto aún caliente. Nos invitan a su banquete cuando las últimas lágrimas aún bajan por la mejilla ¿Qué madre, qué hermano, acepta esta condición? Y sí, tristemente hay gente que la acepta y se toma la foto para el feis.
A pesar del estadosocialdederecho, esbirro del capitalismo, y todo su quehacer y maniobra, hoy en mil hectáreas de la tierra que estamos liberando, donde ayer crecía caña hoy ya no crece: crece monte, yerba, yuca, fríjol, maíz, zapallo, plátano, vacas, ovejos, gallinas, perros, gatos, mariposas, lombrices… y gente. Ya les contaremos más.
Hoy 12 de octubre, por Efigenia, por su familia, por el pueblo kokonuco, por el pueblo nasa y por todos los pueblos de Abya Yala que han sufrido el genocidio, y por la Madre Tierra, enfermada de calentamiento y extinción por el capitalismo, conmemoramos este primer año con minga en Vista Hermosa y reafirmamos lo ya dicho en el tercer congreso de la ACIN:
La liberación de la Madre Tierra es un proceso autónomo de las comunidades
No somos ni queremos ser un programa institucional
No estamos en negociación ni la estamos buscando
No tenemos afán
Somos nuestros propios voceros y voceras.
Al momento de la siembra de Efigenia, la movilización se aglomeró a su alrededor, la despedimos con el himno de la Guardia y mirándola, mirando hacia abajo, a ella y a la entraña abierta de Uma Kiwe que poco a poco fue cicatrizando.
Ah, ya: no es hora de mirar para arriba, creyendo que las soluciones vendrán del estadosocialdederecho; es hora de mirar hacia abajo, y entre nosotros y nosotras hacer de la vida el lugar de encanto que es originalmente, donde los 6 de tumaco, el compañero campesino de Corinto, Javier, Daniel Felipe, Efigenia y todos nuestros seres queridos -plantas, animales, bichitos incluídos- tienen su lugar en la danza.
Proceso de liberación de la Madre Tierra
Pueblo nasa, norte del Cauca, Colombia.