Nuestro grito de independencia ayer, hoy, siempre: liberación de la Madre Tierra
A las luchas del mundo
A la opinión pública nacional e internacional
Este 20 de julio de 2022, cuando se conmemora 212 años del grito de independencia en Colombia, la liberación de la Madre Tierra toma posesión de nuevas fincas.
El grito de independencia de 1810 fue una revuelta de los criollos por los atropellos cometidos por la corona española. La intención era cambiar de patrón: que los ricos de entonces tomaran el gobierno de este territorio. Al final lo lograron y es la historia que conocemos. La independencia criolla borró de la memoria la insurrección de los comuneros, el proyecto popular forjado años atrás, que finalmente fue aprovechado por el proyecto de república de los ricos. El movimiento afro se liberó en palenques, logrando las primeras causas libres en el continente. El proyecto indígena sobrevivía en rincones apartados de “la patria” y desde allí había aportado en concreto a la campaña libertadora de Bolívar y su parche. Al final los criollos se tomaron el poder y no concretaron el sueño comunero, ni la liberación afro ni la autonomía indígena. El único logro fue la república, y hoy conocemos las consecuencias.
Por eso nada tenemos que celebrar el 20 de julio ni el 7 de agosto. Por eso no gritamos “independencia”, que nunca hubo. Nuestro grito desde hace 17 años es Liberación de la Madre Tierra. Esta vez nuevamente lo hacemos entrando y tomando posesión de cuatro fincas. Entramos a hacer el proceso de liberación y posesión en Tablón, Chamizo, Santa Elena, Bachué. Toman posesión comunidades del pueblo nasa el norte del Cauca. Mujeres, hombres, niñas, niños, mayores y mayoras.
El 20 de julio retomamos estas fincas y es con la claridad de que lo único que queremos es vivir bien, en armonía con la Madre Tierra, con salud, comiendo bien. Queremos dejar un mensaje para los terratenientes y agroindustriales, no nos vamos a detener como liberación. Los grandes capitalistas ya disfrutaron mucho de nuestros territorios, ya llegó el tiempo de recuperar nuestras tierras.
Llegamos a esta fecha con la dignidad entera por nunca haber sido vencidos en los desalojos, en los ataques militares y paramilitares; de no habernos rendido ante las ofertas de entregas parciales de predios para rompernos; de no haber caído en la tentación de aceptar proyectos de asociación en donde quedaríamos de mano de obra de los industriales. Si hemos sabido resistir, seguiremos resistiendo.
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Sabemos que el nuevo gobierno no nos va a resolver todos los problemas. El poder está muy organizado y va a poner estorbos en el camino. Y sabemos que el Estado siempre ha sido la estructura colonizadora desde que nació la república, por eso caminaremos con cuidado. Hacemos claridad de que somos un proceso aparte. Nosotras y nosotros tenemos las riendas de nuestro proceso.
Ahora que el presidente Petro nombra a Giovani Yule en un importante cargo del nivel nacional, el poder se lanza a afirmaciones racistas y calumnias temerarias: no pueden dar crédito a que un indio ocupe tan importante encargo. A Giovani le deseamos un buen trabajo, que logre avanzar en la restitución de las tierras que el poder quitó a familias campesinas, negras, indígenas en el marco del conflicto armado. Es un gran reto y uno de los frutos más bonitos que puede dar el nuevo gobierno. Con todo y así, ése es un espacio muy distinto al nuestro. La liberación de la Madre Tierra es un mandato ancestral, viene desde el levantamiento armado de La Gaitana en 1538, desde la lucha de Juan Tama, desde la Quintinada, desde la creación del CRIC, y ahora desde cuando retomamos la vía directa en el 2005. La liberación de la Madre Tierra es un mandato de la plataforma de lucha del CRIC. Seguimos desarrollando ese mandato.
Por tanto, nuestra lucha como liberación de la Madre Tierra no es un obstáculo para Giovani ni su nombramiento representa ninguna ventaja para nuestro proceso. Nuestra lucha es por la libertad de la Madre Tierra. Nosotros y nosotras no paramos ante la nueva coyuntura, seguimos igual que siempre, con la misma fuerza de siempre. El gobierno que llega si puede aportar, bien, si no igual seguimos en nuestro proceso. Nuestra lucha es comunitaria y no es promovida ni lograda por el estado colombiano.
Pero consideramos que el nuevo gobierno sí tiene mucho por aportar. Cesar la represión; hacer el trámite de entregar formalmente las tierras de las que hemos tomado posesión en los últimos ocho años, tierra ganada a fuerza de lágrimas, sudor y sangre; apoyar incondicionalmente iniciativas económicas de los pueblos; reparar como Estado el daño que nos hicieron los gobiernos anteriores durante los últimos 17 años. Tenemos el registro de víctimas humanas y daños materiales con los que intentaron aniquilarnos y no lo lograron.
Si se habla de paz, la agroindustria debería dar su parte de paz, que vaya entregando las tierras como un gesto de paz, porque ya son más de cien años de explotación, saqueo, enriquecimiento y quieren seguir teniendo la tierra. Ya es hora de que la tierra pase a manos de comunidades indígenas, campesinas y afros. Mientras unos estén acumulando tierra y estén generando riqueza a costillas de las comunidades, entonces no hay paz. La paz tiene que pasar por la libertad de la Madre Tierra, agredida y esclavizada hasta los límites de romper el equilibrio ecológico. Nuestra paz es la libertad de la Madre Tierra.
Si ha habido tierra para el monocultivo hoy debe haber tierra para sembrar comida. Hoy reclamamos que hay tierra, pero en manos de muy pocos. Hemos reclamado al gobierno que compre las tierras, pero no han querido hacerlo, entonces nos toca por medio de una acción de hecho.
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El nuevo gobierno habla de la reforma agraria, saludamos con alegría que por fin las comunidades rurales van a poder acceder a la tierra, que no se aplace más esa deuda histórica. De nuestra parte no pensamos solo en la reforma agraria o un acuerdo con el Estado. El territorio lo liberamos es para vivir, para resistir, para estar en armonía con la naturaleza.
A pesar de que nosotras y nosotros mismos nos estamos haciendo la devolución de nuestros territorios ya que los terratenientes no han querido hacerlo, como liberación de la Madre Tierra no somos una reforma agraria. Somos seres vivos, seres espirituales, seres de lucha y resistencia.
Informamos que al momento de emitir este comunicado nos llegan cordiales invitaciones para aportar conceptualmente y construir propuestas del Legislativo; y nos llega la invitación del Ejecutivo a diálogos regionales. Pronto nos reuniremos y daremos respuesta.
Proceso de liberación de la Madre Tierra
Pueblo nasa, Norte del Cauca, Colombia