Segundo día: “ya estamos calientes para no entrar fríos a liberar la tierra”
Por Minga de comunicación.
3:30 am del día viernes, en medio de los sonidos de la noche, bajo un cielo estrellado abrimos nuestros ojos para dar apertura al III Encuentro Internacional de Liberadores y Liberadoras de la madre tierra. Los tambores de la chirimía retumbando hacen latir el corazón y nos van concentrando para iniciar el día, vamos danzando en espiral hijos e hijas de todos los colores de la tierra, nos vamos mirando, reconociéndonos como compañeros, como hijos de Uma Kiwe (Madre Tierra). Concentrarnos, sentir, ir despacio, hacer las cosas bien, recomendaciones para no perdernos ni en la danza ni durante estos días de encuentro.
Mientras danzamos vamos recibiendo los rayos del amanecer. Las guacharacas, los sirirís, las ovejas, las cabras, las gallinas, los perros, las hormigas, las abejas y toda la tierra en liberación se va uniendo a la música. Danzamos por cultivos de plátano, yuca, maíz y por el monte que crece y que se vuelve refugio del guatín y el armadillo… danzamos por grandes cambuches (Kwesx auditorios) donde los siguientes días compartiremos saberes de cómo se libera la tierra, se escucha a alguien decir “ya estamos calientes para no entrar fríos a liberar la tierra”
Y así arrancamos pa’l corte, como hormigas que salen del hormiguero caminamos un buen tramo hacia El Jagüito, finca desértica de caña donde no cantan las aves… donde con machetes, guaduas, palos y hasta con el pie y las manos echamos abajo un gran tajo de caña. El machete es pequeño y caña se ve mucha, pero no tenemos afán. En las manos rasguños y pelusa, y en los rostros de todas las participantes una gran sonrisa, “estamos liberando juntos”, “¿mucho sol?” preguntan, “¡nooooooo! mucha caña”. Y así cortamos por casi tres horas, queríamos seguir, pero el estómago y las ganas de comer nos llevaron de vuelta. Carne, arroz y una ensalada nos darían la fuerza para seguir el día.
Después de dar a conocer la liberación en la acción ahora pasamos a la palabra, ¿qué hace la liberación?, ¿para qué liberar?, con canciones y teatro decimos: “liberar para que vuelva el agua, el conejo, el gurre y el monte, para que todos vivamos sabroso, y es precisamente este encuentro el lugar para compartir la sabiduría de las comunidades, de los seres que caminan el wët wët fxi’zenxi… muchos fueguitos en todo el mundo liberando a la mama… “
La mama nos ha hecho diversas… ¿Que podríamos compartir si los ojos miraran todos iguales? En este territorio en liberación nos juntamos hoy gentes de Quindío, Cali, Sur de Bolívar, Cesár, Caquetá, Tolima, Medellín, Apartadó, Nariño, Cerrito, Palmira, Boyacá, Santander, Bogotá, de resguardos como Caloto, Huellas, López Adentro, Munchique, Nasa Kiwe, Sath Tama Kiwe, Tacueyó, Toribío, de países como Australia, México, Argentina, España, Francia, Estados Unidos y Cuba. Entonces juntas, juntos, juntes reunidas en ocho cambuches decidimos responder esta pregunta compartiendo nuestras experiencias de lucha, con todas las reflexiones acerca de nuestros aciertos y errores, siendo conscientes de la profunda brecha que ha creado este sistema capitalista.
Y como entre todos nos enseñamos, compartimos en talleres donde aprender que es en el camino del hacer donde encontraremos nuestra liberación. Que dejar el miedo a no pertenecer, a no encajar, a no poseer es el primer paso para empezar a andar en el buen vivir. Re encontrarnos con la semilla, recordar cómo es el ciclo de la vida, y dar paso al accionar se convertiría entonces en el eje transversal de este espacio.
Llego la noche, saludamos a la luna con una danza ancestral que lleno el lugar de una energía colectiva que nos hizo sentir toda la fuerza de la Madre Tierra. Luego a ritmo de la música del comunero Galarza y de la música andina todas y todos terminamos siendo una sola, un solo sentir, un solo corazón que late al ritmo de la Liberación.