Economías para vivir sabroso – Vamos al corte 30 de junio de 2020

A una liberación no venimos a sufrir sino a pasarla bueno, palabra de liberadora. Qué frase tan económica. Por todo lo que dice con pocas palabras y por lo que dice: que liberamos para ser felices, para vivir sabroso, o, como decimos en nasa, para el wët wët fxi’zenxi.

      Vamos al Corte 20 junio 2020

 

Nuestra teoría económica se escribe en la tierra. En la práctica de la liberación de la Madre Tierra la primera acción económica es cortar la caña de los inmensos cañaduzales de las multinacionales del azúcar y los agrocombustibles.

Nuestra teoría económica se escribe con la Tierra, con Uma Kiwe. Porque una vez cortada la caña brota la yerba, con las flores llegan las abejas y las mariposas, con la tierra fresca y húmeda revientan las lombrices abajo en las sombras.

Después entramos otra vez los humanos. Sembramos fríjol, maíz, zapallo, plátano, yuca. A’te Thë’sa, la luna mayora (llena) da la fuerza. El agua acaricia las semillas y las despierta. Entonces las semillas brotan y crecen hacia Sek, el sol que las alimenta de luz. En las sombras, las bacterías arman tremenda algarabía y las fuerzas magnéticas ‘minerales’ y ‘vegetales’ se alinean en minga. La economía así es una minga de todos los seres de la vida.

En los puntos de liberación de la Madre Tierra es donde está naciendo otra forma de economía, unas economías para la liberación.

Un punto de liberación es una aldea acentada en las fincas que estamos liberando, un centro de economía propia. Allí vivimos familias en grupos o dispersas, según el gusto de cada quien. Tenemos huertas, vacas, gallinas, patos, bimbos, perros, gatos, gallinetas y así. Hasta el momento son trece fincas que estamos liberando, trece puntos de liberación. Cada punto se organiza autónomamente. En algunos puntos de liberación usamos todavía químicos para el cultivo, cosa que nos cuestiona y desafía permanentemente. Y tenemos problemas como cualquier familia, como cualquier proceso que intente hacer algo.

Cada familia tiene su parcela y hay parcelas comunitarias. Algunas familias tienen ganado (vacas) familiar y los puntos de liberación tienen ganado colectivo. Así, cada punto de liberación organiza fondos económicos para el sustento. Al principio, por la escasés de dinero para comprar algunas cosas necesarias para la alimentación, había que ir a jornalear en grupo.

Unos puntos de liberación son más ‘prósperos’ que otros. En algunos abunda más el ganado, en otros abunda más la comida sembrada. Y como el pueblo nasa somos bien come carne, en un punto se ha montado una pesa, un lugar donde se vende carne de vacas criadas allí mismo. Con la caña tumbada hemos hecho melao (dulce), chicha y chirrincho (licor), los cuales vendemos y nos ganamos unas monedas.

De la comida sembrada, del ganado y los otros animales pastoreados nos hemos alimentado. A veces vendemos leche, a veces huevos, a veces queso. Hemos tenido cultivos de zapallo, cilantro, habichuela, fríjol, maíz, según la dinámica de cada punto. La comida sembrada la hemos cosechado y compartido con procesos en las ciudades, no vendida sino entregada como un don, como un regalo. A esta acción le llamamos Marcha de la comida y ya hemos hecho cuatro.

También tenemos algunas formas o iniciativas para toda la liberación. Vendemos camisetas (playeras, remeras), libros, estampitas (stikers), afiches, chirrincho Nxusxa Yu’, postales. Los ingresos nos sirven para financiar los encuentros internacionales, las marchas de la comida, los viajes, etc.

El objetivo no es volvernos chirrincheros, camiseteros, ganaderos o productores agrícolas. Claro, la tentación siempre estará, pero estas actividades ‘económicas’ solo son medios para tener monedas míninas con qué financiar algunas cosas. Porque, si no lo sabían, nuestro proceso es autogestionado.

La mejor decisión que uno toma es liberar la Madre Tierra para uno no ser empleado de nadie. Si nosotros vamos a liberar pero también pa esclavizarnos en la ganadería o la agricultura, para no sacar tiempo pa una reunión o una capacitación, no estamos haciendo nada. Palabra de liberadora.

Una vez llegó un alemán y preguntó:

-¿Tanta tierra y no siembran?

Él miraba el rastrojo (monte) crecer en lugar de la caña. Dos respuestas se le compartieron.

Una, que dejar crecer el monte es una forma de economía de la liberación. Gracias al monte han regresado animales silvestres que estaban desplazados, así la Tierra sana las heridas producidas por un siglo de agroindustria cañera. Gracias a la vida que vuelve a brotar, todos los seres que habitamos en los puntos de liberación recuperamos la felicidad truncada un día por el capitalismo. En los últimos tiempos hemos implementado el cuidado de los ojos de agua y los riachuelos que surcan los puntos de liberación.

Dos, que todo lo que les hemos contado lo hecemos en el contexto de una brutal guerra en contra. En la economía de la liberación tenemos que contar 320 intentos de brutales desalojos policiales y militares. Por tanto, los pocos cultivos que crecen son los que se salvaron de la guerra que nos hace el estado, defensor de los ricos. En la economía, también tenemos que contar que nunca lograron desalojarnos en ya casi seis años. Con todo, la tercera y cuarta Marcha de la comida las hemos hecho en el contexto del confinamiento por la pandemia y de la persecución y ataques más grandes desde que nos metimos a liberar la Madre Tierra.

Hasta allí dejamos. Tal vez estas pequeñas experiencias sean expresión de un nuevo sistema económico. Muchas expresiones similares hay alrededor del mundo y nos vamos conociendo en nuestros encuentros. El cuarto encuentro internacional de liberadoras y liberadores de la Madre Tierra, que realizaremos en agosto de 2021, lo dedicaremos a este tema: Economías para la liberación de la Madre Tierra.

Como hemos dicho en otros documentos, en lo concreto el monstruo ha sido derrotado en los puntos de liberación, pero nos faltan muchas profundidades. Y la tentación economicista siempre está ahí, mirándonos con sonrisas.

El monstruo acecha con químicos, con semillas transgénicas, con nuevos intentos de desalojo porque el capitalismo no está en cuarentena. Acá tampoco. Seguiremos nuestra lucha con más formas de economía desde la liberación y sin el estado: los abonos orgánicos, las semillas propias, las razas criollas, el cuidado de los ojos de agua, el crecimiento del monte, el retorno de los animales silvestres y los seres espirituales, el retorno a nuestro idioma y sabiduría propia.

Luchamos por un planeta donde quepamos todos los seres. Un planeta para vivir sabroso.

Proceso de liberación de la Madre Tierra.

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