Compartiendo la Liberación de Uma Kiwe con los hijos de Kumanday
Amanecimos en la Finca Los Alpes entre montañas y nubes. Kumanday, el espíritu mayor, presente en estos territorios, nos recibió con alegría y nos permitió comenzar bien este día. Los pueblos ancestrales así llamaban al espíritu del volcán, que les aconsejaba y orientaba el orden de la vida. A Kumanday, los conquistadores y colonizadores parcelaron y nombraron Manizales.
Al ritmo de la chirimía y las recomendaciones de la Guardia, nos levantamos para tomar una ducha rapidita y un delicioso café con pan. Nos esperaban en la Fundación Impacto Social. No perdimos el tiempo y montamos la chiva hacia el barrio Chipre. La Marcha de la comida comenzaba.
Allí, quinientas plántulas de comida esperaban ser sembradas en minga. Esta Marcha no es solo pasear y conversar, se dijo, sino que se trata de untarnos las manos de tierra. Liberadores y parches urbanos que luchan desde la ciudad por Uma Kiwe brindaron sus manos con alegría para la siembra. ¿Y el desayuno?
Nos dirijimos hacia la Galería y nos esperaban compas de la Universidad de la Tierra en el pabellón de Ramas. La palabra de la Liberación se compartió con otros pueblos del Abya Yala. Ahí un festín de frutas exóticas, productos orgánicos y un hervido de maracuyá, limoncillo, canela, albahaca, menta y tomate de árbol fue el menú que nos llenó de energía. Esa fue la bienvenida y el caluroso encuentro de la Marcha de la Comida con la gente de este territorio.
Radio Soberana entrevistó a la Liberación de la Madre Tierra en sus estudios, la emisión era replicada por distintos altavoces del mercado. Sek A´te Luucx ofrecieron la música propia del pueblo nasa.
Continuando la programación fuimos a la casa de Comunativa, guardianes de las semillas, que enfrentan de forma valiente a Monsanto, Cargill y Syngenta. Es una experiencia que nos da esperanza de vida. La casa se sitúa en la Comuna San José, que vivió el desplazamiento de su gente para favorecer los malos proyectos urbanísticos. Nos cuentan sus habitantes que ellos vivían en viviendas de 200m2 y hoy en casas de 40m2. Resultado, les robaron 160 m2. Pero su lucha continúa. También acompañó el Cabildo indígena de la Universidad de Quindío.
Almorzamos por invitación de Comunativa. Preparamos el revuelto para ser compartido con la gente y el Cabildo Abierto y Comunitario del barrio. Los vecinos se pasaban el mensaje de voz a voz y así, en medio de las canciones que compartía la Chirimía de Pueblo Nuevo-Ceral, fueron acercándose a recoger plátano, naranja, yuca, cebolla, pimenton y zanahoria provenientes de los puntos de liberación en el norte del Cauca y aportes solidarios de combos manizaleños.
Montamos la chiva y partimos para Madre Kumbra. Un espacio conectado con la Madre Tierra, con prácticas de permacultura y la buena alimentación. En el domo compartimos una ceremonia-ritual donde se manifestaron todas las voces y compromisos para los tiempos venideros. Distintas ofrendas se realizaron, desde intrumentos musicales, canciones, alimentos y el famoso aguardiente nortecaucano, el chirrincho. Somos un solo pensamiento, un solo cuerpo, una sola energía. La Madre Tierra nos une.
Luego, el sancocho nos repuso de energías, cocinado en el pailón, la yuca, el plátano, la papa y la carne nos devolvieron las fuerzas para el retorno a la Finca Los Alpes, desde donde estamos escribiendo, oyendo los tambores y flautas junto al ruido de la lluvia que cae sobre el zinc. Cansados pero satisfechos, quienes relatan esta crónica se preparan para descansar, no sin antes probar unos traguitos de la chicha Soberana, propia de los compañeros, hecha de piña y otras plantas que nos alegra el paladar.