Sin otro Planeta para Habitar…
Madre Tierra debe ser tratada con cariño.
Ella nos da la vida, no la riegues con veneno porque, si ella muere, muero, aquí moriremos todos.
Aún no se dieron cuenta, somos lo que comemos.
Vaya panda de alelados, que bajo su sombrero son tan pobres que sólo tienen dinero.
Vandana Shiva
Por Minga de comunicación.
Desde muchos años atrás la deforestación viene en un preocupante aumento, desafortunadamente, en zonas de importancia global o mejor dicho, en áreas en donde el deterioro tendrá una repercusión para todo el planeta y por consiguiente a sus habitantes.
Regiones como el Amazonas y la Orinoquia en Sudamérica, de gran importancia para la amortización y el equilibrio ambiental, han sido fuertemente intervenidas a ritmos que jamás se habían registrado y que ya son alarmantes si se trata de perpetuar la especie humana -o mejor lo debería ser- ante los desmedidos e irresponsables factores contaminantes y de calentamiento como lo son el monóxido de carbono y los gases de efecto invernadero, causantes del calentamiento global y el consecuente deshiele de las zonas polares donde se encuentran las mayores reservas de agua dulce.
La deforestación y modelos extractivos como los generados por el petróleo y la gran minería han propiciado que el suelo y el agua de estas zonas hayan disminuido hasta el 17%, lo cual es casi ya imposible de reversar si no hay medidas urgentes para detenerla. Acciones globales en la toma de conciencia y un cambio de estilo de vida ya no solo en países o regiones sino por parte de todos los terrícolas, recordando que este nuestro planeta es el único habitable en todo el sistema solar.
Colombia no se queda atrás y ha contribuido en gran medida a este flagelo concediendo licencias de explotación maderera a países tan distantes como China, abriendo las fronteras a grandes mineras como las de Canadá y la exploración petrolera a un sin fin de naciones.
“El país pierde 20 hectáreas de bosques, cada hora, principalmente en Chocó, Antioquia, Caquetá, Guaviare, Meta y Norte de Santander, lo que representa la tasa de pérdida de recursos forestales más alta de los últimos 25 años”, comenta Elsa Matilde Escobar, Directora Ejecutiva de la Fundación Natura.
El último informe sobre la deforestación publicado por el IDEAM, reveló que en 2016 se deforestaron 178.597 hectáreas de bosque en el país, lo que representa un aumento considerable frente a las 124.035 reportadas en el 2015. En consecuencia, Colombia es, según la ONU, uno de los 11 países con mayor pérdida de superficie forestal en los últimos 25 años.
Otro factor que ha agudizado este problema fue -aunque no lo creamos- la desmovilización de la guerrilla de las FARC que haciendo presencia donde el estado nunca llegaba prohibían la tala a manera de mimetismo y así evitaban los bombardeos de la fuerza pública. Entregadas las armas, otros actores igual o más violentos, entraron a ocupar estos territorios depredando el ambiente y arrasando con las comunidades que siguen sin contar con el acompañamiento del estado desde la legalidad, porque bien que si las acompaña desde el establecimiento de agroindustria y el comercio de madera, la minería ilegal y todo tipo de actividades extractivas a las que innumerables líderes sociales se han opuesto y han terminado pagando con sus vidas semejante atrevimiento.
Preocupantes datos que nos dejan la urgente necesidad de actuar de manera colectiva, pues en nuestras manos está poder liberar a Uma Kiwe – La Madre Tierra- dejando nuestro entorno en completa armonía con los demás seres que la habitan. No es por nosotros que estamos aquí y ahora sino por esos que vienen apados, por esos que vienen gateando o caminando. A esas nuevas generaciones es que les debemos una tierra buena, limpia de agroquímicos donde poder sembrar, comer y danzar.
Articulo fuente:
Ing. Agr. Jorge Rodríguez Solarte
Consultor – Dinamizador de campo ACC
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