¡La Madre Tierra se pintó de colores!
Por Minga de Comunicación
Nos saludó el Sol que se explayaba en La Emperatriz, tierra liberada en Caloto, municipio del norte del Cauca. La brisa y los árboles nos recibieron a quienes llegamos para minguear, para juntarnos y resistir. El bastón de mando del Mayor, marcaba en la tierra los pasos de su voz entonada. Al lado de él otros mayores, al lado de los mayores, comuneros y comuneras, colectivos, citadinos y citadinas que se resisten a la indiferencia, gente del otro lado del charco, representantes de la liberación de pueblos de otras latitudes, representantes de la liberación, también, de nuestros cuerpos. Porque entre lo que hemos aprendido en el primer encuentro de la Minga de Comunicación por la liberación de Uma Kiwe, es que así como a la tierra, al cuerpo y al corazón también hay que liberarlo.
Fuimos alrededor de setenta quienes llegamos a la Minga para desaprender los estragos de un conocimiento que no es nuestro. Hemos llegado a la Minga para aprender desde el camino del Sol; aquel que va en espiral hasta el corazón. Hemos llegado para minguear por el derecho a la tierra, porque sabemos que ella le pertenece a todas las comunidades indígenas y campesinas de nuestra Latinoamérica, desde antes del nacimiento de las fronteras. Hemos llegado porque somos Abya Yala, ¡y ya pues!, ya por eso, sabemos que estamos bienvenidos y bienvenidas a la casa amplia de nuestra Madre Tierra.
Sentados todos en comunión, en un auditorio de guadua y caña brava, abrimos el espacio de la Minga. Cuando nos presentamos los unos a las otras supimos que veníamos de territorios distintos, de tradiciones distintas; supimos que son muchos los procesos; que mientras en Bogotá se pelea por el derecho a la vida digna de los habitantes de la calle y de los recicladores, en Cali hay quienes pregonan los derechos por el autocuidado del cuerpo y los derechos de la mujer. Al llamado de la Minga llegaron desde la selva del Pacífico para conversar sobre la autonomía alimentaria; desde el sureste de México llegaron compañeros a compartir lo que han aprendido de la lucha desde nuestros compañeros zapatistas; también llegaron cantos argentinos. Hablamos de anarquismo, de los procesos anti-electorales, de medios alternativos, de procesos barriales y de tanto y tanto hablar de los problemas de por allá, de los problemas de otros territorios, de los conflictos en las ciudades, de la exterminación de los pueblos, de la opresión hacia las mujeres, nos dimos cuenta de que todos los problemas apuntan a lo mismo: el derecho a la tierra, el derecho al territorio, a lo que es propio y lo que se construye en colectivo; nos dimos cuenta de lo jodidos que estamos, y de que todos juntos, y así, reunidos en comunión, podemos hacer algo.
La Minga de Comunicación por la liberación de Uma Kiwe recibe el legado de la lucha que desde la época de la Conquista enfrentan los pueblos de aquí, del Cauca y de otras regiones de Colombia. Hereda la sabiduría de los liberadores y liberadoras de las tierras que les arrebataron a los pueblos ancestrales del Suroccidente. Esta Minga nace gracias al tejido que une a Abya Yala, gracias a la reivindicación de la memoria y a la organización del movimiento indígena del Norte del Cauca, al que le debemos la posibilidad de creer en un territorio pensado y construido desde abajo. Entonces además de alzar los bastones de mando, también se alzan nuestras voces, se alzan nuestras imágenes, la auto-representación y la comunicación propia y hecha de manera colectiva. Este empoderamiento de la comunicación es, también, la herencia de un movimiento que desde los años ochenta se apropió de las emisoras para que la radio que sonaba en las veredas transmitiera las ondas del conflicto que atravesaban los territorios. El movimiento indígena empuña bastones, alista caucheras, libera territorios y se auto-representa. Dentro del proceso de liberación de Uma Kiwe, somos conscientes de la importancia de contarnos, de echarle el cuento a otras personas sobre lo que estamos haciendo, antes de que algún medio hegemónico nos arrebate la posibilidad de contar lo que hacemos, porque eso sí, no nos quitarán el derecho a caminar la palabra. Aquí ‘la palabra sin acción es vacía’ y dentro del accionar está empoderarse de la comunicación conforme se lucha y se resiste. Esta Minga nos convoca para entre todos poder contar de todas las maneras posibles y siempre guiados por el espíritu de la liberación, que aquí hay quienes resisten por el derecho a la tierra; porque el 41,1% del territorio nacional de Colombia no le puede pertenecer más a solo el 0.4% de la población en Colombia. La tierra pa quien la trabaja y pa quien la cuida.
Con la luna, la Minga se preparó para el ritual de armonización, ceremonia del pueblo nasa en la que con chirrincho, tabaco, coca y otras plantas ancestrales armonizamos el cuerpo y el espíritu: ‘para que tengan un buen trabajo en estos días, con la mente conectada’, dijo el Mayor que presidió la ceremonia.
Recorrido por la Empera
Hacemos minga compartiendo en el territorio las historias de quienes liberaron la tierra, como en La Emperatriz en donde al segundo día caminamos juntos las casi 200 hectáreas de la hacienda, mientras escuchábamos al Mayor contar los relatos de su liberación, luego de que un día, allí mismo en 1991, los terratenientes y policías de la guerra planearan, una vez más, el exterminio de un pueblo: la masacre del Nilo, en la que 20 hermanos y hermanas fueron masacrados.
Presentación de Libertad y alegría con Uma Kiwe
Durante esta Minga uno de los momentos fuertes fue la presentación del documento que es suelo y aire del proceso de liberación de la Madre Tierra. Antes de lanzarlo al viento, como hacen ciertas plantas que ponen alas a sus semillas y las sueltan cuando cumplen todo su ciclo, lo estudiamos y reflexionamos en minga, cumpliendo el propósito del proceso de presentarlo en este encuentro y esperar el momento propicio para lo de lanzarlo al viento. Se trata de que la libertad y la alegría solo son posibles con Uma Kiwe.
Visita a las comunidades
Mingueros y mingueras de la comunicación estuvimos en La Dominga, Casas Viejas, La Selva, Bodega Alta, Chorrillos, La Trampa, El Nilo y Corinto, llenando cada comunidad de colores con estampados de ilustraciones y mensajes que diseñamos entre todos a favor de la Madre Tierra. Compartiendo en el trabajo comunitario en el día y en la tarde hicimos reunión y videoforo para seguir desalambrando el pensamiento.
Quema del primer cuetón
También para contarles que este encuentro de la Minga fue el momento escogido para lanzar ‘oficialmente’ la propuesta del Encuentro internacional por la libertad de la Madre Tierra. Ya quemamos el primer cuetón, ahora sí que venga lo que sigue. Cuando en nuestras comunidades hay festividades siempre se anuncia quemando cuetones, que son voladores de pólvora que estallan en el cielo causando gran alegría. El siguiente paso será lanzar la propuesta al viento.
Bailamos en la Empera
Al terminar el encuentro nos dimos unas buenas bailadas en tierra liberada. Acompañados de la buena chicha, alegramos el cuerpo con música raspa y una que otra salsa. El sonido era pequeño pero suficiente para que se escuchara a 200 metros de distancia. La casa de la hacienda La Emperatriz debe quedar como a esa distancia. Allí la policía, el ejército y los ‘antidisturbios’ cuidan el derecho a la propiedad privada.
Nos hemos encontrado para sincronizar nuestros pasos por el mundo con la liberación del territorio. La Minga tiene esa energía bonita de poner a todas las personas que la conforman en función de un bien común. Entonces la cotidianidad del lugar donde nos alojamos se convierte en espacio para el pensamiento colectivo, para la solidaridad, para la tolerancia, el aprendizaje, el intercambio con otras culturas, la conciliación. Cuando nos juntamos en la minga algunos de los que venimos de las ciudades desaprendemos costumbres que pueden resultar individualistas y aprendemos a vivir en comunión. Entre todos cooperamos y resistimos. Sabemos que la juventud citadina que ha llegado a este espacio también aporta energía y comparte con los pueblos el espíritu de la liberación de la Madre Tierra.