Norte del Cauca, epicentro de la Liberación de la Madre Tierra
El pueblo nasa del norte del Cauca ha convocado un gran Encuentro Internacional de Liberadoras y Liberadores de la Madre Tierra este mes de agosto en su territorio. En los últimos cinco meses, en esta misma tierra, han sido asesinados dos comuneros nasa y, por lo menos, seis más han sido heridos por la fuerza pública.
Texto y fotos: Berta Camprubí / Colombia Plural
Desde el próximo 3 de agosto se darán cita en Corinto, Cauca, distintos procesos comunitarios y movimientos sociales en el primer Encuentro Internacional de Liberadoras y Liberadores de la Madre Tierra. Según la organización del evento, Guardianes del Agua de Cajamarca (Perú), el Consejo Cívico de Organizaciones Populares e Indígenas de Honduras (COPINH) –del que asesinaron hace un año a una de sus lideresas, Berta Cáceres-, Ojos de la Tierra de México, el Colectivo Sumak Kawsay y el Acampe Contra Monsanto de Argentina y varias organizaciones contra petroleras de Ecuador son algunos de los invitados de alrededor del territorio que ya confirmaron su participación en este encuentro que, según uno de los liberadores corinteños quien prefiere mantener el anonimato, “se cuece desde abajo, desde la comunidad”.
Este es tal vez uno de los detalles más relevantes: a pesar de tener el respaldo de las instituciones indígenas como cabildos, la guardia indígena o la Chab Wala Kiwe-Asociación de Cabildos Indígenas del Norte del Cauca (ACIN), el encuentro es una iniciativa que camina hace aproximadamente un año desde los espacios comunitarios entorno a la Liberación de la Madre Tierra y que, por su naturaleza de autonomía y autogestión, se financiará exclusivamente con aportaciones solidarias. Paulina es una comunera nasa del Resguardo Indígena Páez de Corinto que lidera este proceso con determinación y alegría. Según ella,
“este encuentro, para nosotros como liberadores, es muy importante porque vamos a conocernos con otros procesos y porque va a servir para visibilizar la situación que vivimos acá, una situación de discriminación por parte del Estado”.
El contexto reciente
“Ayer mismo, en la minga en la Liberación tuvimos dos heridos”, relata Paulina sobre la jornada de trabajo colectivo de este lunes 24 de julio en la que participaron aproximadamente 300 comuneros nasa. “En la mañana estuvimos tranquilos, la gente calmada tumbando caña como hacemos, cuando llegó la fuerza pública, se juntaron Ejército y ESMAD, avanzaron y dispararon gas. Fue cuando había mucho gas y no se veía nada cuando dispararon un recalzado al compañero”, cuenta preocupada. Los dos heridos, un comunero nasa de 16 años y un joven estudiante que acompaña el proceso desde hace meses –y de quienes se ha querido también guardar el anonimato por seguridad-, fueron trasladados a un hospital de Cali y se encuentran fuera de peligro.
A pesar de que normalmente los liberadores y liberadoras en Corinto se autoconvocan en mingas de trabajo cada 15 días, la de este lunes se convocaba dos meses y medio después de la última gran minga que tuvo un trágico desenlace. Ese 9 de mayo fue asesinado por la fuerza pública Daniel Felipe Castro a sus 17 años dejando a su compañera embarazada de pocos meses. En esa misma jornada, en la que participaron unos mil comuneros de distintos resguardos indígenas del Norte del Cauca para seguir enfrentando el negocio de la caña de azúcar de la empresa INCAUCA S.A., fue herido de gravedad el comunicador popular bogotano Pedro García, quien hasta hoy continua en convalecencia. Unas semanas antes, el día 23 de marzo, fue asesinado presuntamente por trabajadores de esta misma empresa propietaria del magnate Ardila Lüle, el líder nasa Javier Oteca mientras realizaba tareas de control territorial en la Liberación de la Madre Tierra.
El contexto general
El 14 diciembre de 2014 cientos de comuneros y comuneras del Resguardo Indígena Páez de Corinto junto a cabildantes de otros resguardos del norte del Cauca bajaron de sus veredas de la Cordillera Central Andina al plano del valle del río Cauca, donde se encuentra desde hace décadas el extensivo monocultivo de la caña de azúcar con el que los terratenientes colombianos fabrican principalmente agrocombustibles. La intención era clara: seguir acatando los dos primeros mandatos de la plataforma de lucha del Consejo Regional Indígena del Cauca (CRIC): la recuperación de tierras y la ampliación del territorio. El pueblo nasa del norte del Cauca reivindica la ancestralidad propia de parte de las tierras planas del valle del río Cauca y asegura haber sido arrinconado hacia las montañas donde no puede vivir en armonía con el territorio: “Las montañas deben estar para proteger los ojos de agua y el hábitat de los animales, es en el plano que debemos sembrar comida para la comunidad y no para los carros”, asegura un mayor espiritual del pueblo nasa de Corinto.
Sin embargo, desde el año 1971 –fundación del CRIC- hasta este siglo XXI, como apunta el mayor nasa,
muchas cosas han cambiado y desde nuestra cosmovisión actualmente lo que necesita la tierra es ser liberada, no tanto recuperada
Liberada de la lógica extractivista que la esclaviza a un solo cultivo durante décadas, liberada de tóxicos y químicos con los que es regada a diario y liberada, en sí, de la función de productividad que le ha dado el sistema económico actual para así poder devolverle su función primaria desde el paradigma de muchos pueblo indígenas, la función de Madre. Actualmente, existen en el norte del Cauca siete puntos de Liberación de la Madre Tierra donde decenas de familias nasa habitan y resisten temporalmente bajo el plástico negro “en busca de recuperar el territorio ancestral”, asegura el mayor.
Un encuentro para “liberar el corazón y la Tierra”
Tal como explican las y los constructores de este encuentro internacional, la propuesta es, en un primer momento, conocerse entre iniciativas, colectivos y procesos de distintos orígenes y de horizontes comunes o “poner todas las luchas en el corazón”, según predica la convocatoria. En un segundo momento, hacer “una lectura colectiva del contexto, no solo regional latinoamericano, sino del territorio en general, analizando amenazas y problemáticas que deja en las comunidades el avanzar del sistema capitalista”, cuenta el liberador corinteño. Y en un tercer momento la intención es construir una agenda común en la que se pueda “proyectar un plan de futuro”, como relata Paulina, con acciones o posicionamientos a aplicar cada colectivo en su territorio. De este modo, lo que se pretende mantener del 3 al 6 de agosto en este territorio nasa es una conversación colectiva, serena y consciente acompañada de actos culturales y artísticos.
La convocatoria abre la puerta “a gente de cualquier rincón del mundo que ande, como pueblo, como persona, como colectivo, como proceso, como movimiento en el empeño de liberar el corazón y la Tierra desde una lucha y una práctica concreta que confronte y deje de lado al capitalismo”. “Vamos a tener más oportunidades después de este encuentro, así lo siento yo”, dice Paulina. “Vamos por el buen camino, el camino que nos han marcado los mayores y la misma madre naturaleza”, sentencia, a pesar de todo.