Nuevos ataques y la posición de la liberación de la Madre Tierra

A las comunidades que luchan en Colombia y el mundo les contamos que no merma el asedio contra nuestro proceso de liberación de la Madre Tierra. En los últimos días nuevos hechos dejan ver las intenciones de Asocaña y de Incauca, responsables de los ataques:

El días pasados, comuneros del resguardo de Huellas se encontraban trabajando y pastoreando en la finca San Carlos, cerca de Caloto, cuando llegó un operativo militar que según los soldados iba a detonar unas bombas en el lugar. Durante el operativo retuvieron a la comunidad y al final les tomaron fotos a varios comuneros que se encontraban en el lugar.

En los últimos días se hace común que los soldados detonen explosivos en las fincas cerca de Caloto. En la finca Canaima hace unos días detonaron cuatro explosivos cerca de donde la comunidad pastorea el ganado. En todas las fincas en proceso de liberación hay rondas de la fuerza pública en horas de la noche y la madrugada.

El pasado sábado 28 de mayo cuatro tractores llegaron a la finca Canaima –donde meses atrás fueron masacradas 18 vacas liberadoras por parte de Incauca– a trabajar en la preparación de la tierra para cultivo. Un grupo de comuneras y comuneros del territorio de Huellas se dirigió al lugar a impedir el trabajo. Le dijeron a los tractoristas que cesaran su labor porque la comunidad no ha dado permiso para trabajar en esos predios, son terrenos en proceso de liberación y allí ya se regó sangre de las compañeras vacas. Un par de días después nos enteramos de que habían tomado fotos a la comunidad, fotos que ahora están en poder de las fuerzas militares.

Meses atrás la administradora de la finca Canaima se acercó a la liberación con el fin de proponer una asociación entre comunidad y empresa, para siembra de arroz y frutales. Ante la negativa de la comunidad, la agroindustria intenta meterse a la fuerza para implementar sus proyectos en tierras en proceso de liberación. Como Proceso de liberación de la Madre Tierra manifestamos que no estamos de acuerdo con ésta ni otras propuestas de asociación ni de negociación similares porque significan lo mismo contra lo que estamos luchando: la esclavización de la tierra y usar a las comunidades como mano de obra barata.

Incauca y Asocaña ejecutan un plan hace meses. A los ofrecimientos institucionales le suman: crear un conflicto interétnico en la región, y de manera permanente la vía militar y judicial. El 1 de mayo la comunidad nasa de Miranda fue arremetida en la vereda Las Palmas por parte de la fuerza pública que defiende a la agroindustria azucarera en el norte del Cauca. Ese día fue asesinado un guardia indígena y dos comuneras del resguardo fueron retenidas, hasta el momento no han sido dejadas en libertad. En los alrededores de las fincas Canaima, La Margarita y Guayabal hay presencia de hombres armados vestidos de civil, en inmediaciones donde la presencia de las fuerzas militares de Colombia es milimétrica. Los dueños de la finca Canaima son perpetradores de la masacre de 20 indígenas nasas recuperadores de tierra en 1991.

Entre enero y mayo los soldados acantonados en la finca Canaima pintaron de negro los postes, puertas y otros lugares que meses atrás habíamos pintado con los colores verde y rojo de nuestra organización. Ayer 12 de junio la comunidad procedió a pintar estos lugares nuevamente con nuestros colores, recuperamos el verde y el rojo de nuestra bandera. Mientras estábamos en esta actividad acompañados de nuestra música nasa y de los Cantinazos de la liberación que sonaban en un parlante portátil, gente de civil en motos pasaron a tomar fotos y videos, al igual que un soldado de civil que entró a la finca Canaima. Posteriormente salió de esta finca una camioneta con vidrios polarizados, sus ocupantes hablaron en tono amenazante preguntando que por qué pintábamos las puertas si no eran nuestras, les respondimos que estas tierras son nuestras ancestralmente. Al final llegaron dos hombre motorizados intentando grabar los rostros de la comunidad.

Por un lado intentan asustarnos por la vía militar y jurídica y por otro nos ofrecen huesos para que caigamos en la trampa de los últimos 500 años: ellos se hacen cada vez más ricos mientras la vida se extingue y las comunidades son cada vez más atrapadas para servidumbre. Liberamos la Madre Tierra para liberarnos nosotros y nosotras, no para cambiar de patrones.

Proceso de liberación de la Madre Tierra
Pueblo nasa, norte del Cauca, Colombia.

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