Ante las ofertas del poder la liberación de Uma Kiwe responde
Los grandes jefes mandan a decir que nos tienen una oferta. La veníamos venir, han tenido la gentileza de enviarnos mensajes gota a gota para que entendiéramos del peso de los grandes jefes, del músculo financiero y militar que estamos enfrentando, y qué era lo que podía esperarnos si no aceptábamos la oferta que tarde o temprano llegaría. Prepararon el terreno. Después de tres años, cuando nos consideran arrinconados, desgastados, sin fuerza, la oferta llega.
Los grandes jefes mandan a decir que nos « entregarían » dos de las haciendas desde las que estamos liberando Uma Kiwe y nos piden respuesta de si aceptamos o no. Respuesta tendrán, les hemos mandado a decir hace tres meses, pero haciéndoles saber que no teníamos afán, que nos tomaríamos nuestro tiempo.
Este documento es la contestación a la oferta de los grandes jefes. Pero esta palabra no va dirigida a ellos, la respuesta es una palabra a los pueblos, las organizaciones, los procesos, los movimientos que dignamente sostienen el universo de luchas que frentean y agrietan el monstruo capitalista, para que sepan del por qué de nuestro proceder ante la oferta y lo que sigue, y si nos juzgan lo hagan con conocimiento de causa, que llaman.
Hermanos, hermanas: nosotras, nosotros, somos liberadoras y liberadores de Uma Kiwe. Somos pueblo nasa: gente. Somos hijas e hijos de Kiwe, la Tierra. Somos nasa por ser gente y por ser nasa y gente reconocemos a los grandes jefes también como hijos de Kiwe y por lo tanto hermanos nuestros. Somos comunidades caminando la plataforma de lucha del CRIC, primera organización indígena de Abya Yala, que hoy cumple 47 años desde aquel 24 de febrero de 1971 cuando quedara escrita esta palabra: Vamos a recuperar las tierras, ampliar los resguardos, fortalecer los cabildos, no pagar terraje, conocer las leyes justas y exigir su justa aplicación, defender la lengua, la historia y las costumbres, formar maestros y maestras para que eduquen según el pensamiento propio; y posteriormente se ampliara: vamos a impulsar la economía comunitaria, fortalecer y preservar los recursos naturales, defender de la familia.
Fieles a esa palabra, hace tres años entramos en haciendas cañeras de Ardila Lule, o a su servicio, a frentear desde allí el monstruo capitalista que domina la humanidad y esclaviza Uma Kiwe. Por eso ya no decimos solo recuperar la tierra sino liberar a Uma Kiwe y liberarnos con ella. El modo es sencillo: cortar la caña que el capitalismo emplea para hacer azúcar y agrocombutibles subsidiados, y a cambio vivir en esas tierras sembrando comida y dejándoles crecer el monte. Allí hacer ranchos, allí hacer charcos en los ríos, allí hacer encuentros, allí preparar ricos manjares de maíz, zapallo, rascadera, fríjol, yuca, plátano, allí pastorear ganado y gallinas.
La respuesta de Ardila Lule fue digna de un gran jefe. A lo largo de tres años no tuvo recato en valerse del estado colombiano para que entrara en defensa de su negocio particular. Así que su seguridad privada, y la seguridad privada de las otras haciendas e ingenios azucareros, y el estado colombiano en pleno formaron el gran equipo para darse en la tarea de iniciar un plan para destruirnos.
Su plan consistió en atacar con grandes operativos militares, tipo Avatar, las mingas de corte y siembra, los cultivos a punto de cosecha, las aldeas de la liberación, los encuentros o asambleas en ellas, los recorridos de control territorial de liberadoras y liberadores; en asesinar liberadores, como Lorenzo, Guillermo, Javier, Daniel Felipe. Por otro lado, sus medios de comunicación iniciaron una campaña de desprestigio basada en una idea simple: “los indios tienen tierra y quieren más”. A ese argumento le sacaron fotos de frente, de perfil, de arriba, de abajo, de adentro, de afuera y gracias a él hoy la “opinión pública” nacional dejó de serlo y pasó a ser la “opinión privada”, la misma de los grandes jefes. Añadieron un argumento más, calculado, dañino: están infiltrados y empujados por la guerrilla del ELN. Mucha gente mordió el anzuelo, cayó en la treta. Las guerrillas no tienen cabida en la liberación de Uma Kiwe, lo hemos dicho de todas las formas: este es un proceso autónomo de las comunidades. De todas formas se trata de una estrategia del poder para confundir y justificar la represión y la persecución. Porque el plan también incluyó el poder judicial, que inició la judicialización de varios liberadores por el hecho de ser liberadores. El último reporte que tenemos es que hay 170 órdenes de captura.
Así que el estado colombiano y compañía han dedicado estos tres años a sostener un plan militar, paramilitar, estadístico, mediático, judicial para creerse y hacer creer este cuento: “así los arrinconamos, los cansamos, los derrotamos y derrotados les tiramos una limosna”.
Las liberadoras, los liberadores, hemos dedicado estos tres años a frentear los ataques militares, paramilitares, estadísticos, mediáticos, judiciales. En el entretanto nos dedicamos a lo que nos gusta: vivir sabroso, echar raíces, cosechar frutos.
Ya de por sí es un fruto resistir por tres años el gigantesco ataque del poder, la combinación de todas las formas de lucha de la derecha contra nuestro proceso: 300 intentos infructuosos de desalojo, alrededor de 600 heridos, tres muertos. Pasar por el lado y decirles en la cara: no lograron derrotarnos.
Logramos detener por completo el cultivo de caña en cerca de dos mil hectáreas y por tiempos en otras mil; pastoreamos ganado, cultivamos la tierra, vemos crecer el monte, retornar los animales, aumentar el agua. En una palabra: estas haciendas ya están ganadas, ya son territorio nasa. ¿Se puede ofrecer a uno lo que ya es de uno?
Logramos que se preste atención a una verdad desatendida: la gente sencilla, la gente que no cuenta ni para la derecha ni para la izquierda, es la gente que frentea y vence al capital. Con malicia, con sabiduría, con estrategia natural, con trabajo de hormiga y sin discurso.
Logramos reconocer, a través de la Minga de comunicación, el Encuentro internacional de liberadoras y liberadores de Uma Kiwe y los recorridos que iniciamos por muchas partes de Colombia, y algún rincón del mundo, que no estamos solos, que hay muchas luchas semejantes, de gente sencilla, que también frentean y vencen al capital. Muchos ya lo habrán reconocido antes pero para nosotras y nosotros es una gran alegría palparlo directamente en los ojos de la gente sencilla con la que estamos cruzando miradas en este cruce de caminos de la historia.
Logramos, en estos tres años, lo que parecía fuera de lugar: retomar la plataforma original del CRIC, el sentir y el espíritu con el que nació nuestra organización y volver a poner en el centro la tierra, ahora ya como Tierra, y más, como Uma Kiwe.
Y para lograrlo debimos de quitarnos la carga que nos estorbaba: la lógica de los proyectos y de la financiación estatal como únicas formas para poder alcanzar los sueños. Constatamos que por ese camino llegamos a otro lado y entonces lo dejamos de lado. E hicimos de la autogestión y del apoyo de gente sencilla e incondicional el criterio para alcanzar todo lo soñado. Y todo lo soñado fue alcanzado: de siete acciones que tiene nuestra agenda, a siete le hicimos camino: mingas de corte y siembra, encuentros de liberación, recorridos territoriales, minga de comunicación, escuela política de la liberación, encuentro internacional de liberadoras y liberadores de la Madre Tierra, marcha de la comida.
Logramos regar la semilla de la liberación de Uma Kiwe que ahora recorre muchos rincones del mundo. Por las aldeas de la liberación han pasado y pasan muchos pueblos, procesos, movimientos; muchas universidades, luchas, gentes de diversas nacionalidades que se llenan de nuevos aires y alimentos para continuar sus propias andanzas.
También es cierto que no hemos logrado todo, que permanecen vacíos y debilidades, que estamos en camino y que en el viaje iremos ajustando las cargas. Somos concientes, retomando la sabiduría política de un señor con algunos tragos en la cabeza, de que “somos la verraquera, pero no somos el putas”.
Así que mientras el monstruo capitalista nos ve derrotados y arrinconados, nosotras y nosotros como liberadoras y liberadores vemos todo el camino abierto para seguir haciéndole el quiebre a la historia, a la recta historia del capital.
Y en esas llega la oferta a través de un emisario. En principio una oferta simple. “los industriales ofrecen La Emperatriz y García Arriba; que si aceptan o no aceptan”.
Entonces nos sentamos a rastrear y armar las piezas de la oferta hasta completarla y comprenderla tal como la contamos aquí. La revista Semana y otras voces que llegan dispersas han ido soltando esas piezas.
Desde el año pasado Santos le encargó al vicepresidente, general Naranjo, “resolver” el tema de liberación de la Madre Tierra. Naranjo, como buen general, como buen asesor de Peña Nieto, conocedor de lo que ocurre y de las ocurrencias de los sótanos del estado, conocedor de primera mano de todo lo negociado en La Habana, empezó a maniobrar un nuevo plan para acabarnos y, como parte de un todo, un acuerdo con esta estrategia: “poner el foco más en el desarrollo rural integral que en la expansión de los resguardos”. En desarrollo de ese plan, el 9 de mayo de 2017, la policía nacional del estado colombiano asesinó a Daniel Felipe en la hacienda Quebrada Seca, que figura a nombre de Ardila Lule. Es sabido que el posconflicto trae mucha plata. Por eso decimos en nuestro documento Libertad y alegría con Uma Kiwe que a las balas de plomo le siguen las balas de plata. El plan ha ido cogiendo figura de acuerdo y hay en el territorio dirigencia indígena caminando en esa vía.
La oferta, entonces, es clara: “les entregamos dos fincas, García Arriba y La Emperatriz, y migajas para que hagan desarrollo en los resguardos (de la parte alta)”. Dos fincas que no figuran a nombre de Ardila Lule, dos fincas de propietarios “menores”. Esa es la oferta de los grandes jefes.
¿Qué piden a cambio? No es difícil deducirlo: abandonar la liberación de Uma Kiwe. O, para ser precisos, dar un giro: darle al desarrollismo el nombre de liberación de la Madre Tierra.
¿Y dedicarnos a cultivar y procesar para surtir mercados? ¿Lotear el territorio y sacarle provecho a cada tajo? ¿Ponernos bajo grandes y largos techos a producir mercancías en cadena y marcarlas “Made in Cxhab Wala Kiwe”? ¿Volvernos productores eficientes, negociantes audaces, guías turísticos amables? ¿Renunciar al primer y segundo puntos de la plataforma del CRIC, liberar la tierra y ampliar los resguardos?
Ese camino, es cierto, ya lo han tomado varias personas y comunidades en el territorio. Un fruto de estos tres años, no nombrado aún, es que logramos un retrato preciso del camino desarrollista modernista que ha tomado el pueblo nasa en los últimos años y reconocer que no es ese el camino que queremos andar. Que ese camino nos aleja de nuestras raíces, nos quita nuestro mayor tesoro: el ser nasa.
¿Y nuestros muertos, nuestro dolor por sus muertes, los cientos de heridos, la sangre derramada, las cosechas dañadas, los cambuches destruidos? ¿Las noches bajo la lluvia y llenas de zancudos, los sudores, las ampollas, todos los frutos cosechados gracias a la valentía y el coraje de las liberadoras y liberadores? ¿Y la semilla regada, y la esperanza engendrada? ¿Tirar todo en el saco roto de un acuerdo más?
Compañeras y compañeros de las luchas mundiales: la respuesta a la oferta de los grandes jefes es no.
A las comunidades y dirigentes que quieren seguir la senda del desarrollismo capitalista no se les puede trancar el camino. Cada quien es libre y responsable de sus decisiones. Lo que sí tenemos para decirles, como liberadoras y liberadores de Uma Kiwe, es que no comprometan nuestra lucha, nuestra sangre, nuestros muertos, nuestros frutos en sus acuerdos. No negocien con nuestra lucha. Eso nomás.
Sigamos. Compañeras y compañeros: el virus de la estrategia neoliberal y con ella ‘constitucional’ se regó a los cuatro vientos e hizo nido en muchos territorios, entre ellos el nuestro. Nos sacó de nuestra casa y nos puso en otra. Como una gallina que escarba en el patio de su casa, sigue escarbando y picoteando y cuando levanta la cabeza se encuentra en otro patio. Un patio donde es lícito vender y venderse. Vender incluso el ser nasa.
Por eso, como proceso de liberación de Uma Kiwe, decimos: es hora de regresar a casa. Regresar al modo nasa desde allí mismo, desde las tierras en proceso de liberación.
En el retrato que hicimos del camino occidental, capitalista, productivista, desarrollista, modernista vemos que ese camino nos llevó a considerar lo nasa como algo sin valor, despreciable, inferior, feo. Entonces, nos liberamos, levantamos la cabeza y emprendemos el camino de regreso. En dos chivas: nuestro idioma propio, el nasa yuwe, y la liberación de Uma Kiwe.
Y ahora empezamos a ver, con los ojos grandotes y el corazón contento, todo lo bonito que hay en ella. El ser nasa, la sabiduría propia, todo el saber acumulado de miles de años. Es como que el espíritu vuelve al cuerpo. Y la sorpresa: que hay mucha gente en casa esperándonos. Gente que nunca le comió cuento al discurso neoliberal y en silencio y serenamente, mientras veía la locura a su alrededor, siguió haciendo su vida al modo nasa.
Así que, con el camino abierto, anunciamos:
Vamos a fortalecer y ampliar los puntos de liberación.
Damos inicio a la “escuela política” de la liberación de Uma Kiwe, que en consecuencia con volver a lo bonito ahora llamamos Ju’gtewesx üuskipnxi kawete’na. Ya lo habíamos anunciado en el documento Libertad y Alegría: “Volver a las raíces. A la sabiduría profunda del pueblo nasa, que es la sabiduría de la Tierra. Poco a poco”. Para decirlo en pesadas palabras: una “escuela política” desde las categorías conceptuales de la filosofía nasa. En realidad, más que un inicio es una continuación, porque llevamos tres años en éstas, pero ahora arranca un nuevo envión. Los primeros pasos los dimos en enero. Ya les contaremos más.
Damos inicio a la marcha de la comida. Porque la liberación de Uma Kiwe no es solo “para” el pueblo nasa, compartiremos las cosechas de las tierras liberadas (resguardos) y en proceso de liberación con luchas y procesos indígenas, populares, estudiantiles de la ciudad de Cali. La marcha ya empezó y concluirá el 23 y 24 de marzo. Vendrán más noticias.
Así, de a poco, a nuestro ritmo, continuaremos el camino de regreso. A todas las luchas, a todos los pueblos las convidamos a que suban a las chivas. Wecx yuwekwe.
Proceso de liberación de la Madre Tierra
Pueblo nasa, norte del Cauca, Colombia
24 de febrero de 2018. A 47 años del nacimiento del CRIC.