Tormentas, avalanchas y un salto de chapulete

El 7 de noviembre la quebrada La cristalina, en la parte alta de Corinto, se desgajó en su nacimiento, como se desgaja un banano de la gaja cuando está maduro, y empezó a correr montaña abajo ganando fuerza y arrastrando todo lo que encontró a su paso. Solo menguó más abajo de Corinto, después de llevarse por delante casas, sembrados, animales, gente, árboles, el acueducto del pueblo, cambuches de la liberación y a Cuarenta.

Dos días antes, un liberador del Punto uno de liberación, en Corinto, había sentido llantos de niño en el río -mientras la fiebre lo bañaba en sudor- y la voz de su compañera decirle tiernamente: “deje la joda que no se oye nada”. Instantes antes de la avalancha, liberadoras vieron cuando la nube negra se fue instalando en lo alto y cuando el trueno anunció desde las cuatro direcciones del cielo. Un comunero de la parte alta vio a un hombre vestido de ruana negra justo en el sitio donde se desgajó la montaña.  Otro sintió el estruendo de dos rayos y justo después vio a la loma romper fuente y empezar a deslizarse hacia abajo.

Las liberadoras del Punto uno, 1 km arriba del pueblo de Corinto, sintieron el estruendo que traía el río La Paila y vieron luego la masa de seis metros de altura de barro, árboles y piedra que venía hacia ellas avanzando y moliendo en giro sobre sí misma, como la rueda-cadena de un buldócer, y corrieron a protegerse. Cuatro compañeros corrieron hacia el río a buscar en los cambuches de la orilla a la joven liberadora embarazada que no aparecía por ningún lado.

***

El viernes 10 de noviembre, hacia las 4 y 30 de la tarde, un grupo armado no identificado hostigó al comando del ejército que permanece en la casa de la hacienda García Arriba, desde el alto del sector El guanábano, en Corinto. Durante unos 10 minutos, el ejército y el grupo armado intercambiaron disparos sin importar que en ese sector hay viviendas de comuneros y comuneras indígenas y gente que se encontraba trabajando en sus parcelas, quienes manifestaron que el grupo estaba fuertemente armado, que no era gente de la región y que no tenían brazalete.

No es la primera vez que esto ocurre, acá la guerra no para. El 4 de enero de 2018 el ejército nacional dispara contra un grupo de liberadores con machetes en Corinto, quienes defendían sus cercos y sembrados. El 1 de diciembre, la seguridad privada de Incauca disparó contra liberadores de la Emperatriz que hacían control territorial por los caminos de la hacienda Canaima.  El día 30 de octubre, mientras la comunidad de Corinto se dirigía hacia la movilización indígena en Monterilla, el ejército disparaba ráfagas contra los y las liberadoras que hacían control territorial por los caminos de la hacienda Miraflores. Ese mismo día, un grupo armado, seguramente el mismo, hostigaba al ejército en García Arriba. El 22 de septiembre el ejército asesinó a un integrante de la guardia campesina de Corinto. El 29 de julio, después de un montaje, el ejército disparó contra los liberadores en la hacienda Vista Hermosa. El 9 de mayo la fuerza púbica asesinó a Daniel Felipe en la hacienda Quebrada Seca. El 1 mayo el ELN asesinó a un policía en La Emperatriz. El 22 de marzo la seguridad privada de Incauca asesinó a Javier Oteca.

El ejército nacional y el ESMAD tienen bases en las haciendas García Arriba, Quebrada Seca, Vista Hermosa y La emperatriz, desde donde atacan con frecuencia a las comunidades liberadoras de la Madre Tierra.  Tanto la hacienda García Arriba como Miraflores, Quebrada Seca y La Emperatriz están en proceso de liberación. Las comunidades liberadoras cumplimos 3 años de posesión en estas tierras, nuestras ancestralmente. Durante estos años la “fuerza pública” ha asesinado a Javier Oteca y a Daniel Felipe Castro, en Corinto y a Guillermo Paví en Caloto. Ha dejado centenares de heridos en cerca de trescientos intentos de desalojo y ha destruido centenares de hectáreas de siembras nuestras a punto de cosecha. Los grupos paramilitares rondan y amenazan constantemente los puntos de liberación y las comunidades de la zona.

Al asedio militar, el asesinato, la amenaza se suma el intento de involucramiento. Los grupos armados que rondan el territorio -y en muchas ocasiones han dejado pintas alusivas al ELN y al EPL o panfletos a nombre del sexto frente de las FARC- en la parte plana y alta de los territorios de Corinto, López Adentro, Huellas y otros resguardos, son concientes de que sus acciones nos ponen en la mira y ante el señalamiento de la prensa capitalista que no desperdicia ocasión para hacernos ver como lo peor ante la “opinión pública” y ante los desprevenidos: infiltrados y empujados por la guerrilla.

En Vista Hermosa el ejército tiró a matarnos. ¿Por ser liberadores de la Madre Tierra? ¿Por ser indios? Ver video.

***

La liberadora embarazada sintió el rugir de Uma Kiwe mientras desenredaba las gallinas amarradas en el huerto, en el Punto uno. “Viene la avalancha”, dijo con un grito que fue ahogado por el ta-ta-ta-ta-ta-ta-ta de helicóptero que producía la masa de palos, piedra y barro al deslizarse por el cauce del río La Paila. “Corrí a resguardarme en un morro, sin dejar de pensar en papá”.

“Voy a buscar a mi hija”, dijo su papá en el mismo instante en el que su hija pensaba en él. “Yo también voy” dijeron en coro otros tres. Los cuatro que fueron a buscarla a la orilla buscaron en los cambuches pero no estaba. Entonces fueron a la orilla del río, tal vez estuviera lavando ropa. Tampoco. Uno de ellos se paró en una orilla de barranco y vio la avalancha de frente, en persona. Trataba de ubicar entre la masa gigante y sus rugidos a un niño llorando. “Vengan a ver cómo viene”, les dijo y los otros tres fueron a ver, como si se tratara de una mansa vaca. En ese momento vieron cómo la masa que avanzaba como rueda de buldócer rozó una roca del tamaño de un carro y la lanzó contra un árbol a 30 metros. Ahí recordaron que las avalanchas suelen arrastrar gente y se lanzaron a correr en la misma dirección de la corriente del río y en diagonal hacia la orilla derecha. Pero ya la avalancha venía muy cerca.

Minutos antes, en la parte alta, en la vereda La cristalina, Daniel, corrió a salvar su caballo mientras su familia le gritaba que no lo hiciera. Ninguno de los dos se salvó. En la vereda La cabaña, una mujer en dieta y su hija de brazos, fueron arrastradas y encontradas dos días después en la orilla del río, más abajo de Corinto. En total, ocho personas fallecieron.

Foto: David Tróchez

***

El 29 de julio, el gobierno y la agroindustria cañera hicieron un montaje en Vista Hermosa y Barro Colorado, en Caloto, montaje que usaron para tendernos una invitación y una oferta: ni un metro de tierra por presión violenta; pero sí proyectos para nuestros planes de vida. Días después, a través de un emisario, mejoraron su oferta. Después de reunión y consulta vino nuestra respuesta: “Nuestro plan de vida es la liberación de la Madre Tierra y no está en negociación”.

Dos meses después, a finales de octubre, (un periodista de) la revista Semana recorrió la Emperatriz y los resguardos del municipio de Toribío, en la parte alta. Su intención era mostrar que en el norte del Cauca existe la tormenta perfecta para un desastre social, cuya prevención depende de dos factores:

– El tacto del vicepresidente Naranjo

– Renunciar a la liberación de la Madre Tierra a cambio de productividad y proyectos en las tierras de resguardos.

Así dice Semana: “Para muchos observadores, este conflicto saldría del estancamiento al poner el foco más en el desarrollo rural integral que en la expansión de los resguardos. Fortalecer la noción de territorio, tan importante para los nasas, con infraestructura física y económica que haga más productivas las tierras que ya tienen y mejoren las condiciones de vida. Esa es otra manera de liberar la madre tierra”. No lo dice un “observador”, lo dice Semana, 28 de octubre de 2017.

Se le pasó por alto un pequeño detalle a Semana. Omitió recoger la palabra de las y los liberadores de la Madre Tierra, que viven, cultivan y pastorean en las tierras de La Emperatriz desde hace ya casi tres años. Le era muy fácil, pues estuvo fotografiando y conversando con los policías en la hacienda. Tuvo tiempo, como lo haría cualquier periodista, de conversar con el director de la agencia nacional de tierras, con el presidente de Asocaña, con dirigentes indígenas. Revela la nota de Semana que los dirigentes indígenas con los que habló están abiertos a la negociación y a aceptar proyectos para los planes de vida. No es una novedad, pues desde 1991 la lógica del movimiento indígena se mueve entre la negociación y los proyectos. ¿El punto de vista de los liberadores, de las liberadoras resultaba inconveniente? El pequeño detalle ‘olvidado’ por Semana habría cambiado la versión final de la nota que publicó el 28 de octubre. Allí le habría quedado muy claro qué es liberar la Madre Tierra, que nuestra vida no depende de un vicepresidente, menos de Naranjo, estratega militar, asesor del presidente mexicano Peña Nieto, etc., y que no andamos buscando proyectos. Y se le habría contado, de pura cortesía, que cada 30 o 40 años los ríos desatan tormentas que paren caciques: tormentas perfectas.

***

La joven liberadora embarazada miraba pasar la avalancha con la sospecha de que el río se llevaba a su papá. Ya la seguridad privada de Incauca le había quitado a su compañero, Daniel Felipe, el 9 de mayo. ¿Ahora la creciente le quitaría a su papá?

Desde adentro de la avalancha los cuatro que empezaron a correr en dirección de la corriente del río y diagonal hacia la derecha sintieron que un viento los succionaba sin dejar avanzar. Con un último impulso de las piernas, con el apoyo de una rama, con una fuerza misteriosa… dieron el brinco. Desde afuera, la joven embarazada vio a uno como escupido por la avalancha, luego otro y otro. Tres, faltaba uno, justamente su papá. “¿A punto de ser abuelo por segunda vez, me llegó la hora?” La succión lo tiró hacia atrás y vio, retrocediendo, cómo sus compañeros lograron salir. “Hoy no me agarran”, se dijo, se prendió de una rama, brincó cuanto más pudo y con un salto de chapulete se le escapó a la muerte una vez más. Juntos los cuatro corrieron a encontrarse con sus compañeros y compañeras. Después de reconocerse y luego de buscar se dieron cuenta que solo faltaba uno. Era Cuarenta, un pequeño gato amarillo llamado así por sus manchas en las costillas que dibujaban el número 40.

***

Y ahí es cuando la estadística entra al baile. Porque lo que se dice desde agosto en Colombia, a raíz del montaje del ejército el 29 de julio en Vista Hermosa, es que:

– En el norte del Cauca los indios tenemos más tierra que los cañeros: Asocaña

– En el Cauca tenemos más tierra que los terratenientes: uribismo

– En Colombia los verdaderos terratenientes son las comunidades indígenas y negras: uribismo

Lo dicen porque en los datos del IGAC el 27,6% de la tierra rural en Colombia es tierra de resguardos o de otras formas colectivas indígenas. Lo que no dicen es que en esas tierras están los nevados, páramos, amazonía, desiertos, bosques andinos y altoandinos, nacimientos y riveras de ríos y quebradas, parques naturales… Ecosistemas que sustentan el equilibrio ecológico de las regiones andina toda, pacífica, caribe, orinoquía y amazonía toda. Aunque “sustentan” es un decir, porque ni siquiera “tanta” tierra logra llegar al equilibrio local, mucho menos global, desequilibrado hace ya varias décadas por el calentamiento global, por causas también globales. Por si no se había notado: es por eso que andamos liberando la Madre Tierra.

En nuestro documento político ya hemos analizado las cifras. Solo recordamos éstas:

– En Colombia, el 25% de propietarios es dueño del 95% de la tierra privada: IGAC

– El 7.8% de los propietarios rurales en el Cauca, posee el 60.22% de la tierra: IGAC

– Un indio o india caucana tiene, en promedio, 0.37 has: Libertad y alegría con Uma Kiwe

– Una india o indio del norte del Cauca tiene, en promedio, 0.33 has: Libertad y alegría con Uma Kiwe

***

Que ha nacido un cacique, eso es lo que creemos como pueblo nasa, que cada 30 o 40 años los ríos paren caciques, personas, mujeres u hombres, importantes para la comunidad. Así fue como nació Juan Tama en el siglo diecisiete. Después de sostener una guerra de 120 años el pueblo nasa buscó la estrategia de un trato con la corona española a través de Juan Tama y Manuel de Quilo y Sicos que lograron la conformación de los primeros resguardos en 1700 y 1701.

Apretada contra las peñas, contra el páramo, contra las peñas, contra los ríos vive la gente de aquellos resguardos, del resguardo de Corinto, de todos los resguardos del norte del Cauca. No hay lugar para la vegetación. Ni para dar espacio a las cacicas, a los caciques cuando el río los va pariendo.

Dicen que delante de esta avalancha en medio de árboles derribados va un niño fajado con chumbe en una cuna de ramas y chamizas de árboles, muchos dicen que oyen el llanto del niño/a. Los demás ríos y quebradas también crecen mucho para acompañar el nacimiento del niño(a)

“Se forma una tempestad con aguacero, viento y trueno y con esto hay deslizamiento de tierra en el nacimiento de agua, laguna o río, estos se desbordan y ocasionan grandes avalanchas. Dicen que delante de esta avalancha en medio de árboles derribados va un niño fajado con chumbe en una cuna de ramas y chamizas de árboles, muchos dicen que oyen el llanto del niño/a. Los demás ríos y quebradas también crecen mucho para acompañar el nacimiento del niño(a)”. La metamorfosis de la vida, Marcos Yule y Carmen Vitonás, 2012.

***

Un brinco de chapulete

La revista Semana se propone convencer(nos) de que la “tormenta perfecta” es de ahora. Para nosotros y nosotras no es nuevo. Los poderes sucesivos han  ido creando avalanchas para exterminarnos. Las anteriores exterminaron 70 millones de indígenas en Abya Yala. Lo de ahora es una nueva tormenta, otra avalancha que, para nuestro caso, ha venido creciendo así:

– Con montajes como el de Vista Hermosa: ponen ellos mismos los explosivos para decir: “son del ELN”.

– Con la guerra que no cesa: asesinatos, hostigamientos, amenazas, intentos de desalojo, daño de los cercos, daño de las cosechas.

– Con estadísticas: “tienen el 27,6 de la tierra, tienen más tierra que los cañeros”.

– Con propaganda, mala fama: “tienen tierra y no trabajan, tienen tierra y quieren más”

– Con la amenaza de mano dura: “ni un metro de tierra bajo presión violenta”

– Con propuestas de mano blanda: “abandonen la liberación y acepten proyectos”.

Todo esto lo pone a rodar el poder capitalista loma abajo para acorralarnos y dejarnos sin opción.

 

Con la avalancha encima decimos: liberar o no liberar, esa es la cuestión:

Teeçx. La avalancha no es nueva, este año cumple 480 años. Desde 1538 hasta ahora no ha habido un momento en el que hayamos gozado de paz. El discurserío de la revista Semana es estantería para intereses del poder.

E’z. No andamos buscando asesoría de Semana ni de nadie (no es que ya nos las sepamos todas. Tenemos mucho por aprender, todo en su momento) para liberar la Madre Tierra. Si Semana le habla al oído a Santos, a nosotros, a nosotras, no nos endulza el oído.

Tek. Tenemos una agenda propia y no tenemos afán.

Pahz. Nuestros muertos aún están calientes. No vamos a irrespetar su memoria.

Tahç. La Tierra es nuestra Madre: no la vamos a cambiar por un plato de lentejas.

Setx. Si hay gente que quiere negociar que haga su propia lucha para que tenga qué poner en la mesa. En todo caso advertimos que este gobierno no cumple y que en caso de que cumpla sus ofertas nos alejan de nuestras raíces.

Sa’t. No andamos buscando padrinos ni civiles ni armados. Que los grupos armados no anden con su guerra en nuestros territorios ni en la tierra que estamos liberando; que no intenten involucrarnos en su guerra.

Taw. Esta nueva avalancha no es contra nosotras y nosotros solamente. Este proceso de liberación es desde el norte del Cauca. Desde aquí hacemos nuestra parte en el largo camino de liberar la Madre Tierra. Cada proceso, cada pueblo, hace también la suya. Si cada quien no hace su parte y si cada quien hace por separado, estamos fritos.

Kheb. A pesar de lo hermoso de su sentido original,  la tormenta paridora ya no es perfecta. Solo liberando la Tierra será posible que el parto de los caciques y las cacicas tenga espacio suficiente para que cuando la montaña rompa fuente no arrastre a la gente que vive en la orilla de los ríos porque no tiene dónde más. Libertad para la Madre Tierra. Siempre.

***

Hoy, 9 de enero, la compañera embarazada rompió fuente. El hijo de la mujer que abriga en sus entrañas todo el sentido de nuestra lucha saca la cabeza a ver qué era tanto alboroto. El nieto del liberador que escapó a la avalancha, a los disparos de la seguridad privada de Ardila Lule, a los disparos de la tanqueta “pública” del ESMAD, abre los ojos y respira en una tierra en proceso de liberación. El hijo del liberador asesinado por la policía el 9 de mayo lanza su primer grito. Hace ocho meses el estadosocialdederecho le quitó a su papá, Daniel Felipe, un indio por quien la opinión pública no derramó ni una lágrima, como ahora sí llora por el soldado a quien un liberador encara con un machete. Su mamá eligió quedarse a vivir en el lugar donde su familia hace su lucha liberando la Madre Tierra. Allí, ella y su hijo esquivaron la avalancha. Y desde allí esquivan, junto con todo el proceso de liberación de la Madre Tierra, las avalanchas disfrazadas de propuestas benefactoras que nos lanza el poder.

 

Proceso de liberación de la Madre Tierra

Pueblo nasa, norte del Cauca, Colombia

Enero 9 de 2018

 

Foto de la entrada: Valle al instante.

 

Leave a Reply