Este es nuestro hogar para vivir y liberar

Los grandes jefes vuelven a mandar mensajes al Proceso de liberación de la Madre Tierra. La vez pasada nos amenazaban con que vendría lo peor si no abandonábamos la liberación a cambio de proyectos desarrollistas. Los grandes jefes cumplen: ahora nos amenazan de muerte y ordenan abandonar la lucha.

En un panfleto que circuló como la gran noticia de la noche del 16 en redes (anti)sociales, firmado por las águilas negras, se nos declara “objetivo militar” y nos dan “diez días para abandonar la región” a un gran grupo de personas, entre ellas algunas que hacemos parte del Proceso de liberación de la Madre Tierra. Para nosotras y nosotros es claro que la amenaza es contra todo el proceso, no solo contra las personas que aparecen en la lista. Es claro de dónde viene, los pasos que han ido dando para llegar a este punto y lo que buscan.

Primero, nos preguntamos: si el norte del Cauca está milimétricamente militarizado, si entre Santander y Corinto hay 7 retenes militares, si las entradas y salidas de los pueblos están “custodiadas”, si los 14 batallones de alta montaña que perseguían a las farc no fueron del todo desmontados, entonces ¿por dónde logran pasar las águilas negras y otros grupos armados?

¿Quién carajos son las águilas negras? Para nosotras, nosotros, como liberación de la Madre Tierra, es claro que son el logotipo con el cual se encubren, la imagen corporativa de las fuerzas armadas, el empresariado, el establecimiento, el estado colombiano para cometer sus fechorías. Para sembrar miedo y hacer invivible la nación.

Por tanto, asumimos esta nueva amenaza como otro ataque de Ardila Lulle, del general Naranjo, de Juan Manuel Santos, de Juan Carlos Mira y su Asocaña, del uribismo, de los políticos corruptos de la región que incluso andan en algunas alcaldías: un plan orquestado y escalonado. Ya que no aceptamos la oferta anterior de dos fincas y proyectos desarrollistas -la vía negociada- pasan a la vía (para)militar, primero sembrando miedo en la liberación para luego pasar a la acción armada. La combinación de todas las formas de represión contra los pueblos en lucha. Es parte del plan de consolidación y del plan piloto del posconflicto para el norte del Cauca, que consiste, para resumir, en rellenar este territorio de proyectos desarrollistas y de ejército, policía y esmad para eliminar cualquier brote de resistencia y poder raspar la olla (hacer su extractivismo) en paz. Porque aún hay bastante en las entrañas de la Madre Tierra, pero es lo último.

Como la liberación de la Madre Tierra estorba este plan, el aparato que hay detrás del logotipo “águilas negras” le dedica un capítulo especial: asesinato de cinco liberadores desde 2015, desalojos (anunciados tres para estos días), propuestas de (capitulación) negociación, amenazas, siembra de miedo, plazos para vivir o morir. Sin embargo no es solo acá, las “águilas negras” despliegan sus alas. El mecanismo de miedo y asesinato es implementado a lo largo y ancho de Colombia, ensangrentando el país. Entre el primero de enero de 2016 y este 24 de julio, van 329 líderes asesinados; 81 en el Cauca, datos de la Defensoría del Pueblo. La nueva versión del baile rojo (genocidio de la UP), corregida y ampliada. Ahora, además, la imagen corporativa “águilas negras” retoma el estado y anuncia lo que vendrá desde el congreso, desde la justicia (en donde Uribe sabe moverse y trata de escapar), desde el gobierno… En síntesis, La Paz: una ingeniería para aniquilar cualquier asomo de resistencia en Colombia para raspar la olla en paz.

A los pueblos y luchas de Colombia y del mundo les decimos: Como Proceso de liberación de la Madre Tierra desde el norte del Cauca no caeremos en el juego al que nos quieren llevar: endulzarnos a punta de proyectos, ablandarnos a punta de amenaza y muerte, meternos miedo para que abandonemos. Si se tratara de unos metros de tierra, de proyectos para acomodarnos en este cruce de caminos de la historia, todo sería tan fácil. Pero llevamos ya tres años y pico insistiendo en que nuestra apuesta es la liberación de Uma Kiwe, la opción que hemos tomado ante la agonía de la Madre Tierra. La liberación es nuestro hogar, nuestra felicidad, nuestro modo de vida, la lucha que nos permite hacerle el quiebre a la recta historia del capital, nuestro aporte al universo de luchas que lo frentean para liberar. Si aquí está nuestro hogar, aquí seguiremos viviendo, liberando.

Mientras tanto, agradecemos las voces de solidaridad que nos siguen llegando. Nos preguntan qué hacer, cómo apoyar. Nos hemos sentado en un punto de liberación, en una planada que antes fue cañaduzal y ahora es tierra sembrada de yuca, plátano, fríjol, rascadera, maíz a buscar la respuesta en el viento. Porque es una pregunta generosa, que no hay que dejar pasar. Todas las luchas andan en sus propias angustias y aun así nos preguntan cómo pueden apoyarnos. Y claro, ya se imaginarán que el viento se toma su tiempo. Esta es la respuesta que nos trajo: vemos la urgencia de convertir cada rincón del planeta en un punto de liberación. No solo para resistir, es necesario pasar a la ofensiva. Invitamos a lo que haremos: aprender del árbol. Todas las luchas, todas las colectivas, todos los colectivos, todos los movimientos, todas las organizaciones de base, todos los pueblos, al modo de cada quien: engrosar el tronco, ahondar las raíces, extender las ramas, conectarnos a través de bejucos. El capital no logrará derrotar una montonera de luchas y procesos dignos, fuertes, entretejidos. Será al contrario, no saldrá bien librado. Esa es la mejor forma de apoyarnos.

Por supuesto, de nuestra parte seguiremos a la ofensiva con nuestra agenda de siete puntos y nos comprometemos a andar lo que nos propusimos en el segundo encuentro internacional: la marcha de la comida “nacional”, el tercer encuentro internacional de liberadoras y liberadores de 2019, la visita a comunidades afectadas por la perversidad de proyectos como hidroituango.

Y todo lo que sigue. El camino está abierto. Con afecto y alegría,

 

Proceso de liberación de la Madre Tierra

Pueblo nasa, norte del Cauca, Colombia

26 de julio de 2018

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