Con el corazón lleno de alegría, se armó la Marcha de la comida
Bajen, bajen,
ya llegó, llegó el camión,
pillen ese poco de revuelto
Llegó otra vez la liberación!
Por tercera vez recibíamos la Marcha de la Comida, la fiesta, el compartir más bonito y más inspirador que nos junta como pueblo. Recordábamos con nostalgia, por este encierro al que nos han obligado, que hace un año nos reuníamos en la cancha del barrio La Paz a celebrar el compartir del alimento y el nacimiento de varias huertas inspiradas por lo que fue la segunda marcha de la comida. El abrazo fuerte llenito de felicidad por el encuentro. Saltábamos al son de “Guardia, guardia. Fuerza, fuerza” y respondíamos “barrio, barrio. Fuerza, fuerza”. Desde el Distrito de Aguablanca presenciábamos el contagio de LaLocura Colectiva, la juntanza para que el hambre no nos agarre solos, total, nos mata el virus por juntarnos o nos mata el gobierno de hambre con su cerco. Los márgenes de las ciudades, las periferias que los centros de poder han creado violentamente, para sectorizar la precarización y seguirnos jodiendo, allí, en esos barrios donde las casas se comenzaban a vestir de rojo como un grito de hambre, allí, surgía también la semilla de una juntanza que nos puso a movernos, que nos sacaba del letargo en el que nos tenían, y cada vez más manos y más revuelto se iba juntando para compartir con los que estaban ya rojos del hambre.
Veíamos con rabia y desazón la respuesta que le daban a la gente en Ciudad Bolívar y otras localidades de Bogotá, mientras la policía daba clases de zumba en los parques para entretener a la gente en los barrios más acomodados, mientras tanto a la gente que salía a las calles a gritar que no aguantaban más el hambre les llegaba el ESMAD. El viejo conocido, el Escuadrón de la muerte, el que siempre ha llegado a solucionarle el problemita a los poderosos. Y no, ni bultos de papas, ni bultos de arroz, ni plátano, ni yuca, lo que les llegó fue camionados de gases, bolillo y empujones: #QuédateEnCasa, ahora adolorido y con más hambre.
Viendo esto seguíamos juntándonos con más fuerza, sí, la juntanza es la solución, nos decíamos. La gente seguía llamando, llegaban con sus poquitos, granito a granito nos íbamos armando los mercados para compartir. En esas nos dijeron, la cosecha estuvo buena, y como cada año, con esa misma alegría que recogimos, vamos a compartir. Atentos se viene la Tercera Marcha de la Comida. Mañana pasa la chiva recogiendo el revuelto, les avisamos cuando salga.
El cerco estaba puesto. Los ataques en el Norte del Cauca no menguan: se inventan fuegos cruzados para atacar al pueblo en Liberación, tranquilo no duerme nadie, de repente suenan estridentes explosiones, balazos a quién sabe dónde o por qué, los helicópteros vuelan bajito, como susurrando su plan macabro de muerte, la política que han tenido siempre para este territorio.
¿Listo el plátano? Listooo
¿Listo el maíz? Listooo
¿Listo el corazón de la gente color tierra? Listooo
¿Lista la yuca? Listaaa
¿Lista la chiva? Listaaa
¿Lista la dignidad? Listaaa
¿Lista la palabra? Listaaa
¿Lista la acción? Listaaa.
La chiva va en primera, coge una curva y ¡Tin! evade a Duque, rebaza a los ingenios y ¡Zas! pasa por todo el valle a velocidad de perseverancia, que se tenga el que se tiene que tener porque La Marcha de la Comida emprendió camino cuando nadie lo esperaba y ahora que es hora, la tierra liberada del Norte del Cauca abraza a Cali y comparte sus alimentos con sus barrios populares. Contra todo pronóstico y ante toda emergencia, la hermandad se hace real, aunque haya balas, aunque haya hambre, aunque haya lo que ya sabemos que ha habido siempre.
Siga que sí hay puesto porque todo está por liberar.
La cita estaba acordada, la chiva ya tenía la dirección, la palabra de la Liberación venía en camino, el encuentro para el compartir del alimento y la palabra, contra todo pronóstico, llegaría otra vez, nos encontraríamos de nuevo en el barrio para recibirles con la alegría que nos da la celebración de la vida a su lado. Aún en estos momentos de zozobra resistimos en celebración la alegre rebeldía del pueblo nasa.
El corazón a reventar, la gente comenzaba a llegar, todo ocurrió de repente, así es el caminar de la Liberación, paso a paso, sin afán pero certero. Hasta a los títeres, invitados especiales para la transmisión, les temblaban las manos, nunca habían visto una cosa de esas. A su llegada, su palabra:
Hermanas, hermanos
Somos el proceso de liberación de la Madre Tierra
del norte del Cauca, en Colombia, pueblo nasa.
Como la gente en las ciudades estalló
se alzó en rabia buscando vivir
y el levantamiento del hambre crece día a día
y lo que hace el monstruo es estorbar el paso
y al hambre responde con gases y balas
hemos resuelto llegar a Cali
con la Tercera Marcha de la Comida.
Con el corazón toitico lleno de alegría se armó una cadena, tal vez de las únicas cadenas que deberían existir, esas que mano con mano van levantando, entregando y recibiendo la comida pa ofrendarle al santo de los que tienen hambre: San Cocho. Tanta fuerza nos daba su llegada que se bajó esa comida en un momentico. Con esta alegría ¿cómo no abrazarnos? pesado estaba el revuelto, la yuca tenía la tierra fresca todavía, racimos y racimos de plátano, un viajado de calabaza, el maíz, con lo rico que sabe ese maíz sembrado en tierras liberadas. Planticas medicinales pa las infusiones “que no les vaya a agarrar esa gripa” nos decían. “Barrio, barrio. Fuerza fuerza”, “Guardia, guardia. Fuerza, fuerza” se volvía a entonar a gritos, estábamos ya cansados del silencio en cuarentena.
De esta Tercera Marcha de la Comida, nos queda la alegría del reencuentro, de los alimentos recibidos de esas manos luchadoras, humildes y hermanas. Nos queda la gratitud y la esperanza. A diferencia de las transacciones que impone el mercado, esta vez no nos queda la deuda; quedan el ejemplo y el compromiso. Seguir el camino de la palabra y la acción, para la liberación de la Madre Tierra, es urgente, lograr que nuestras acciones para defender la vida y el territorio, es necesario. El sueño del Buen vivir, vivir en alegría y abundancia, ahora es nuestro.
La visita fue rápida, visita de médico le dicen por estos lares, y si hay algo que decir es que la Liberación nos ha curado de las angustias que nos acechaban el corazón.
Al subirse al camión nos decían:
Nos despedimos, hermanas, hermanos
no sin antes decirles que nuestra lucha es
algo muy sencillo
es por que nos gusta vivir la vida
vivirla sabroso y en armonía
con todos los seres de la vida;nuestra lucha es por un planeta
donde quepan todos los seres.Regresamos a nuestra comunidad
disculpen lo poquito que trajimos hoy
ojalá la próxima podamos traer más.
Si en algo compensa
sepan que
pase lo que pase
vivos o muertos
seguiremos liberando la Madre Tierra.
Minga de comunicación.
Que maravilloso relato de tan noble valor.
Saludos desde Chile