Bakatá: La gente del agua nos recibe.

Eran las 9 am del día 24 de mayo, el zapallo, los plátanos, los limones y la demás comida liberada reposaba en el techo de la chiva, pues se disponían junto con miles de corazones para partir a distintas ciudades del país.

¡Plata no hay, plátano si hay!

Fue un camino largo, dificil, pero lleno de aprendizajes. Sobre las 10 de la mañana del sábado 25 de mayo, llegaron dos chivas llenas de cultura, tradición y de alimentos que se dieron en tierras liberadas. Tierras que han sido rescatadas por la comunidad indígena Nasa del norte del Cauca, de los grandes empresarios y terratenientes que se han encargado de irrumpir con las prácticas y los ciclos de la naturaleza.

La Bodega Artística Popular y el barrio Rincón del Valle en el sur del territorio bakatá, recibió con fraternidad y con el corazón abierto de liberadores/as, niñas/os y jóvenes de la comunidad. Ellas/os llegaron con la disposición de compartir la palabra, el alimento y sus experiencias de lucha en su territorio nativo.

Se alistaba la olla, se prendía la leña y se preparaba el maíz para ser transformado en el alimento que daría inicio a los 2 días de encuentro entre colectivas, colectivos y diversidad de parches. Este alimento es símbolo de unión y de reconocimiento ancestral para ser feliz.

¡Queremos chicha, queremos maíz, multinacionales fuera del país!

Siguiendo con una conexión natural, se realizó un canto al espíritu del agua, en una de las Cuchillas del cerro Gavilán, de donde brota un pozo de agua natural que baja desde la vertiente de la montaña. El agua ha sido un elemento esencial y sagrado del territorio Bakatá, pues representa el hogar de nuestros abuelos y abuelas que aún bajo las dinámicas de una ciudad depredadora, desigual y opresora, han resistido a liberar y defender el preciado líquido.

La Segunda Marcha de la Comida tiene como eje reivindicar el proceso autónomo de las comunidades del pueblo Nasa, un proceso que se viene a las grandes ciudades con el fin de visibiliar la lucha por la tierra y juntar manos para sembrar, defender y liberar la Madre Tierra de la producción con agrotóxicos y fertilizantes hoy presentes en la ciudad. Con dicho fin, se repartió el fanzine de Bakatagua territorio de agua.

Para sentirnos en familia, no podía hacer falta la unión, el calor humano y la danza. Pues a través de un círculo humano se dió inicio a un tejido espiral, donde todos y todas tuvieron la oportunidad de senti pensar y fluir de la mano de las mayores de la comunidad Nasa y del barrio Rincón del Valle.

Culminaba el primer día de la Marcha y luego de reflexiones, palabreo y compartir, se mostraron diversas interpretaciones artísticas y entre ellas, observamos una iniciativa para ahorrar energía y obtener una bebida natural mediante la conjugación de una bicicleta y una licuadora.

Llegaba el momento más esperado: repartir el alimento a las comunidades aledañas del sector comprendiendo el sinificado y el transfondo de cada uno de los elementos que conformaban la entrega (plátanos, limones, apio, zanahoria, zapallo, arroz, naranjas) Muchas personas aguardaban a la entrega con ansias pero sobre todo con incertidumbre pues es claro que en la ciudad no se habla de la Liberación, ni de soberanía alimentaria, ni del buen vivir desde el arraigo a la tierra.

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