Los preparativos de la Marcha de la comida en Cali, Bakatá, Medellín, Manizales

Por Minga de comunicación desde Bakatá, Medellín, Manizales, Cali y desde el norte del Cauca.

Ya llega la Segunda Marcha de la Comida, que este año se realizará en cuatro ciudades de lo que llaman Colombia, los días 25 y 26 de mayo de 2019. Un poquito más tarde de lo que se había planteado inicialmente, pero ya sabemos, acá en la Liberación de la Madre Tierra no tenemos afán. Desde los parches de Cali, Bogota, Manizales y Medellin, así como en las comunidades liberadoras del norte del Cauca, estamos con toda en los últimos preparativos para encaminar esta segunda Marcha de la Comida. Por eso venimos ahora a compartirles cómo han sido los preparativos. Pa dejarles el antojo, pues.

En Cali, vamos por la segunda ronda

El año pasado, después de ese compartir tan bello que fue la primera Marcha de la comida, el lazo que se tejió entre el Proceso de Liberación de la Madre Tierra y las organizaciones comunitarias y barriales de Cali sigue firme. Ésas, ahora agrupadas en lo que les gustó en llamarse PLUK-Cali, nos cuentan:

En chiva, atravesando los ríos interminables de caña que acompañan día y noche la vía Panamericana del norte del cauca a Cali, a la Cali calentura, a la Cali del cemento, la Cali que destierra a sus negros, negras e indígenas, llega la liberación de la Madre Tierra pregonando “Plata no hay, Plátano sí hay”. Este año el PLUK-Cali está organizando diferentes actividades que contextualizan, comparten e invitan a la comunidad caleña a conocer las apuestas del Proceso de Liberación Uma Kiwe. Actividades como La Escuela de Liberación y Producción Ecológica – Uma Kiwe en la Univalle, que se enfocó en compartir diferentes saberes alrededor de la siembra, cosecha y alimentación que busca acercarnos a formas más sanas no solo de comer, sino también enseñándonos cómo, de qué y quiénes cuidar a nuestra madre. Además, de la Escuela, Los Encuentros del Maíz se desarrollaron en los dos territorios donde la segunda Marcha de la Comida llegará. Estos fueron una juntanza que nos convocó para pensarnos los alimentos, de dónde vienen, quiénes lo siembran y cómo se cosechan, igualmente, nos reunimos para contarnos un poquito sobre la historia milenaria del maíz para nuestros pueblos de Abya Ayala. Ya después nos integramos niños y niñas, adultos, jóvenes y ancianos para compartir los diferentes saberes desde su experiencia de vida con respecto a la preparación y goce de la comida al ritmo de danzas y cantos.

En Bakatá, nos cuentan como enfrentan el monstruo

Ese monstruo que nos quiere quitar nuestras raices negando nuestra identidad ancestral y territorial, imposibilitándonos la convivencia con las otras formas de vida, las plantas, los animales. Entretejidas desde la agroecología urbana, la educación popular, la comunicación alternativa, el feminismo, la recuperación de saberes ancestrales, el arte y muchos otros repertorios de lucha, varias colectividades e individualidades hemos venido construyendo y cocinando la Marcha de la Comida en Bakatá. Trabajando en comisiones desde los saberes y las formas de lucha que cada quien vive. Reconociendo la esencialidad del alimento y la urgencia de construir en cada rincón la Soberanía Alimentaria para nuestras comunidades y los seres que las habitan. Trabjando en minga en diversas huertas universitarias, limpiando, surcando, sembrando; aprendiendo sobre los abonos orgánicos; dialogando sobre el cuidado y la protección de las semillas; reflexionando de manera permanente sobre el alimento: ¿De dónde es que viene lo que comemos? ¿Qué tanto nos nutre? ¿Cómo transformar desde aquí? ¿Cómo lograr nuestra autonomía desde el alimento? Hemos recorrido los barrios que componen el alto Fucha y el barrio Diana Turbay y nuestra compañía ha sido el movimiento del agua en las cuencas. En minga hicimos también la Farra por la Marcha de la comida, que estuvo amenizada por una gran diversidad de bebidas artesanales y alimentos saludables. Con esto se demuestra que hasta en la farra podemos asumir la autonomía; con la chicha, el guarapo, el chirrincho, la cerveza, las empanadas de maíz, los falafels. Esta variedad de sabores que fueron hechos artesanalmente por nosotras mismas y nuestras compas de lucha.

Medellín tambien nos espera con flautas y colores

En los últimos meses en la ciudad de Medellín nos hemos encontrado personas y diversos colectivos compartiendo el mensaje liberador de la Marcha de la Comida en diferentes espacios, entre ellos, la minga muralista en la universidad de Antioquia, la jornada cultural y de siembra en la Universidad Nacional, la noche de juego y medicina ancestral en Bello Oriente, la montaña que siente; espacios en los que hemos compartido al son de la música, las pinceladas comunicativas, la palabra dulce de la poesía y donde hemos realizado el recuento histórico de la lucha del pueblo Nasa como una lucha milenaria que aún sigue vigente, mirando el pasado para entender el presente y las nuevas formas de colonización que nos afectan a todas y todos, entendiendo la lucha por la liberación Uma Kiwe como una lucha que también en nuestra. La semilla de resistencia que sembró el proceso de liberación de la Madre Tierra en nuestros corazones está germinando con los preparativos de la Marcha de la comida, y Bello Oriente ha sido el espacio donde nos hemos reunido, conectado y compartido en minga con el azadón, la pica y el machete para consentir la tierra, allí la comunidad espera con ansias las chivas llenas de Nasas y comida, libertad y alegría. En nuestro último encuentro, la noche de juego y medicina ancestral, juntamos pensamientos reflexivos frente al poder y fuimos dando color a la chiva de la pancarta, compartimos chirrincho y canelazo con las planticas recién cosechadas del huerto, conversamos de los lugares definidos para el recorrido de la marcha y realizamos un taller de flautas traversas con tubos PVC para crear melodías que acompañen la visita.

 

Manizales abre sus puertas para recibir esa convergencia de luchas

Manizales da cuenta de la unión de diferentes organizaciones sociales, fundaciones, colectivos y líderes sociales, tomando la Madre Tierra como punto de encuentro de universos donde cada uno siembra una semilla de esperanza y cosecha no sólo una soberanía alimentaria, sino también una lucha que trasciende fronteras racistas, xenofóbicas, homofóbicas, especistas, machistas, clasistas. Así pues, en la ciudad se tienen aproximadamente 100 huertas soberanas que ha impulsado la red de agricultores y paralelo a ello se han creado otras 9 huertas que son especificamente para la marcha. En este sentido se ha logrado sembrar 900 maices y 100 lechugas en Villa Hermosa, 100 lechugas en la Francia, 200 lechugas en la Linda e infinidad de plantas medicinales y aromáticas, que esperan ser compartidas para tejer una Manizales de otro modo, una Colombia de otro modo, un mundo de otro modo.

Además de estas cuatro ciudades, se suman otras tres. Popayán está en Marcha de la comida y varios parches de allí llegarán en una chiva a Cali. Armenia no se queda atrás y saldrá un combo grande en caravana hacia Manizales. Y desde el principio, en Tunja las boyacenses han dicho que se unen al baile en Bakatá. En siete ciudades avanza la Marcha de la comida.

Así que desde el norte de Cauca sentimos esos ambientes bulliciosos de los parches urbanos, y nos alegramos de que broten todos estos nidos de resistencia en lugares como las grandes ciudades donde el monstruo está más a gusto, donde la Madre Tierra está más arrinconada, pisoteada y hasta olvidada. Por eso, esperamos con ansias viajar hasta los centros de poder del monstruo y dejar que nuestra Madre Tierra hable, que grite con fuerza por su libertad.

Nos vemos allí, compas, para gritar con ella.

 

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